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lunes, 9 de abril de 2007
“¿Victoria, qué victoria? Hemos ganado una roca en medio del desierto y al lado de un mar envenenado.”
General Romano en Massada.
(Representado por Peter O' Toole)
Entre los daños colaterales del fin de semana santón, para los que no tenemos cable, se cuenta el tener que ver las mil vistas películas bíblicas y en especial romanas.
Porqué romanas: Porque nadie le enseñó a los programadores de televisión que Cleopatra no aparece en la Biblia o que Massada transcurre en la era de Vespasiano, lejos del monte calvario y de Constantino II.
Pero las películas que señalo se reciben con gratitud. Imposible compararlas con bodrios de la talla de “La Historia Jamás Contada”, “El Manto Sagrado”, “Sansón y Dalila”, “La Biblia”, “Barrabás”, y el peor de los peores, “Ben – Hur”.
Cómo es posible que aún circulen esos hijos del Macartismo. Mientras se perseguía a Chaplín y Elia Kazan, los mamones de ocasión realizaban esas megaproducciones que a la vez eran megabrutalidades históricas. Ben – Hur, por ejemplo, es un crimen cultural de lesa humanidad: Cuantos han creído en carreras de demolición en coliseos romanos. O en un coliseo comparable sólo con el Romano, pero existente para Ben – Hur, con tres siglos de anticipación. Qué decir de un Jesucristo paseándose con una aureola, contagiando su palabra como el virus sincicial.
Pero la imagen más perdurable de estos bodrios es la de judíos y cristianos arrojados a las fauces de los leones cómo si sobraran, y a los esclavistas pegando azotes a los esclavos de sol a sol. Los judíos y cristianos son presentados como unos psicóticos fundamentalistas y al mismo tiempo cómo lo más cercano a la santidad; los esclavistas azotadores explican la ineficiencia de la esclavitud puesto que había que gastar más energía en azotar que la que utilizaban los esclavos para apisonar adobe.
Los esclavos en Roma ejercían profesiones liberales como abogados y médicos. Satisfacían sexualmente a bellas ninfas con acuerdo de sus maridos, o eran ídolos del momento cómo los gladiadores. No estaban dedicados todos a apisonar adobe o a remar, y los que estaban en eso, es la misma proporción de los que hoy en día están en tareas similares. En fin, esos desastres de película han reforzado la falsa idea de que la esclavitud en Roma era distinta a nuestro sistema de clases sociales: La conclusión es inevitable, qué suerte de vivir en el siglo XX estando abolida la esclavitud. Además permiten observar a los Romanos desde un arribismo moral indefendible: La moral Cristiana es mejor que la Romana.
Alguien le dijo a los que creen estas patrañas que la Iglesia Católica es Apostólica y ROMANA.
Quisiera sacar a caminar, en un largo tour, a los que piensan tamañas brutalidades. A ver si me siguen con la cantinela que se abolió la esclavitud o que ella era peor en la antigüedad.
En Semana Hipócrita deberían colocar una advertencia: Estas películas pueden producir daños cerebrales irreparables.
Por suerte se les escapa, año por medio, a Liz Taylor y Richard Burton de puro brutos e ignorantes que son y que quieren que seamos el cártel de la televisión chilena.
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