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miércoles, 9 de mayo de 2007
Malversación, Estafa a los Accionistas o una Nueva Burla de los Poderosos.

Cuándo asumió Cortazar quedó claro que el Estado se metería la mano en el bolsillo y subsidiaría del facto al Transantiago. La pregunta caía de cajón: ¿En qué bolsillo metería la mano?

Ya que el Estado actúa sólo mediante autorización de la ley, y la ley de presupuestos sólo la aprueba el Congreso una vez al año, era pertinente preguntarse cómo el Estado financiaría al Transantiago sin que existiera una partida presupuestaria que dispusiera recursos fiscales para ese fin.

La solución vino de los Yupies: Vamos a sacar las castañas con la mano del gato ergo, el Metro pagará el costo y “mañana” le devolvemos la paleteada.

Hasta ahí todo bien, al menos para los Yupies. Pero Blas Tomic, uno de los tantos que se enriquecen a base de subir y bajar el dedo en las reuniones de directorio, pagó (con plata de Metro) un informe en Derecho que se pronunciara sobre la legalidad o ilegalidad de la cuchufleta. Cualquier Abogado medianamente competente le habría dicho lo mismo: Si ocurre cualquier contingencia, si el plan de transporte que está al borde del colapso colapsa definitivamente, acarrearía el colapso económico del METRO y por ello rodaría su cabeza.

Las Sociedades Anónimas se deben a sus socios, y eso es entendido por la ley como el incremento del capital de los socios. El gobierno de las Sociedades Anónimas deben preocuparse de invertir diligentemente los recursos y de no incurrir en acciones que pudieran poner en riesgo la prosperidad de la organización. Tales obligaciones no son deberes, son obligaciones: Existe una Ley de Sociedades Anónimas que las obliga a ello. Los representantes de las Sociedades Anónimas son profesionales del comercio y la industria que administran bienes ajenos y por ello deben hacerlo con diligencia o de lo contrario incurren en faltas que los pueden llevar hasta la cárcel. Esto último al menos en teoría.

Velasco para defender la “operación” ha dicho que el gobierno le ha traspasado fondos al METRO mediante un aporte de capital equivalente al que el METRO transfirió al Administrador Financiero del Transantiago.

De ese modo defendió al METRO y a su directorio: Nadie ha comprometido la salud contable de la empresa.

Pero qué pasa con el Gobierno. El rol del Gobierno es similar al que ocupa el directorio en las sociedades anónimas pero las finalidades que persiguen son diametralmente opuestas: Las empresas están obligadas a perseguir como único fin el lucro; el Estado según la Constitución política debe perseguir el bien común.

Por sus opuestas finalidades sus procedimientos son también opuestos: Las empresas pueden hacer todo lo que no está prohibido y al gobierno le está prohibido todo aquello que expresamente no se le autorizado mediante la ley.

Cada acto del gobierno debe hacerse en estricto cumplimiento de la Constitución y las leyes, y para el cumplimiento de fines Constitucionales y Legales.

El fin que ha perseguido el gobierno entonces, al aumentar el capital del METRO, es evitar la quiebra del Administrador Financiero del Transantiago. Aún siendo dudosa por decir lo menos, la legalidad de tal traspaso al METRO, es evidentemente ilegal e inconstitucional y admitido por la autoridad responsable por la vía de perseguir una finalidad ilegal mediante un acto formalmente legal.

Fraude a la ley, desviación de fines y propósitos, o resquicios legales, son los distintos términos con que se le conoce esta figura. Y si mediante estos actos ilegales se ha comprometido el patrimonio fiscal autorizado por el Congreso Nacional, estamos frente a una Malversación de Caudales Públicos.

Todo lo dicho es teoría. El que se use o no de estas normas que he señalado depende de la política. Y la política es el deporte de los poderosos.

Lo que ha quedado demostrado es que o se debe ir preso el Director del METRO o Cortazar y Velasco, o que sencillamente en Chile el término “Estado de Derecho” es sólo una canción de cuna que les cantan a los esclavos mientras ellos les entregan los pulmones y la sangre a los grandes capitalistas...

...Y arriba quemando el Sol.

* Ilustración: Mucho hay que Chupar, Francisco de Goya.

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