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miércoles, 30 de mayo de 2007


“Los Filósofos (…) han dejado que sus opiniones sobre la constitución del Universo fueran influídas por su deseo de edificación moral; sabiendo, según ellos suponían, qué creencias harían virtuosos a los hombres, han inventado argumentos, con frecuencia muy sofísticos, para probar que estas creencias eran verdaderas.”
Bertrand Russell.

Debo admitir que la responsabilidad es mía y sólo mía. Confiar es una muestra de que la sangre juvenil aún corre por mis venas, a pesar del tiempo recluido en mí mismo, las caries y las canas. Y es que el ascetismo lo busqué de aburrido que estaba de los clisés que se repiten como un mantra, de las toneladas de banalidades que se venden por series, y del viejo cortar pegar de nuestros pensadores profesionales.

Pero, acepté la recomendación de alguien que merece mi respeto y viajé con la mente más abierta del mundo a la UDIPE a escuchar a “lo último” de lo viejo.

Hasta me entretuve y hasta coincidí con algunas ideas marginales del expositor, eso fue antes de su remate de vendedor de autos usados.

Y aunque en primera fila estaba el hijo de Osvaldo Puccio y el Hermano de Sergio Espejo, quienes conozco de la UDIPE, y fueron presentados como los organizadores – y me consta que de marxistas no tienen ni el aliento- , me senté como un ciudadano modelo y escuché pacientemente. Pensé que esa conocida tolerancia – snobismo UDIPE de Espejo y esa culpa social de Puccio podría haberlos llevado a tropezarse y traer alguien valioso.

Cierto era que el nombre de la charla era odioso: Por su poca originalidad, y por ser un gancho para atraer a muchos rebeldiltos ABC1, pero… es la UDIPE, qué más se puede esperar.

Mr. Erik O. Wright, el único expositor, presentó su tesina a lo Al Gore, y ya que mencioné hasta la majadería que la atmósfera era irrespirable, me referiré someramente a su producto, a sus subproductos y a sus externalidades.

El producto, una tesina Naif sobre la marxismo que confinaba las posibilidades de transformación de la sociedad - que se podían advertir gracias al Marxismo – a la mezcla en distintas dosis de los modelos ya probados en los últimos dos siglos y analizados con una ingenuidad del siglo de las luces.

Jamás distinguió al Marxismo en tanto doctrina política, teoría social o teología de la emancipación. Tampoco se la jugó por una de estas opciones e insistió en la típica impudicia de mezclar sin avisar moral-derecho-teología-ideología-ciencias sociales-lugares comunes.

Desde luego que con esto se inscribe en una tradición de la cual Marx también dejó su impronta y muchos de sus seguidores. La diferencia es la calidad. Cuando se miente se debe ser muy prolijo.

Negri, Kurz, Chomsky, Wallerstein (con sus ciclos Kondratieff) para nombrar sólo a algunos, cometen graves errores al no jugársela decididamente con la idea que la izquierda es una apuesta política y que por tanto da lo mismo la adhesión que tenga la mayoría o la minoría, la necesidad teórica o teológica de su advenimiento, o la superioridad moral que tenga sobre el capitalismo. Su posibilidad esta dada por su triunfo político.

Mr. O. Wright. Muy lejos de estas lumbreras, redujo todo a su limitada perspectiva histórica y a su obstinado preconcepto de validar la sociedad actual a toda costa y al mismo tiempo sentirse más marxista que el mismo Marx. Quizá el Marxismo que hablaba era el de los discípulos de los hermanos Marx.

Pero, atención con los subproductos. Ya hemos escuchado a sujetos bajando el telón y hablando del fin de esto o el fin de aquello. Ya que la sociedad que él quiere se cae a pedazos, pregona la filosofía de que está todo hecho que y que las posibilidades de cambio social se reducen, a lo mucho, a la socialdemocracia. Este es un discurso dirigido a las Elites Nacionales y es un discurso de contención ante la avalancha de la realidad y la posibilidad de que una nueva teoría de izquierda – y de una ideología que la vehiculice - logre conformar un nuevo núcleo de convergencia y les dispute en serio su monopolio comercial, cultural y moral.

Por más que estemos lejos de ello, las elites están donde están por ser previsoras y los conservadores, por ser timoratos.

Y qué mejor que pararse desde Marx, aprovechando que es una marca registrada que no paga regalías y que tiene un mercado cautivo. Qué mejor que decirse Marxistas ante aquellos que el Capital es el saldo de su cuenta corriente que disponen a fin de mes.

Y las externalidades… el resentimiento de un par que lo criticó por ser Gringo: Al nivel de una jornada redonda. Qué se les puede reprochar a los Gringos si ellos han producido más materia gris por habitante que nosotros. Desde luego que entre esos notables no se encuentra Mr. O. Wright.

Su hablar “simple”, a lo “cosas concretas del Marxismo” y su remate “llame ya”, fue puesto en evidencia por un lúcido que se perdió en la muchedumbre después de preguntarle: “Sr. O. Wright, ¿Entonces Usted Quiere ser Presidente de EEUU?”. Sin inmutarse el connotado invitado contestó que si se lo eligiera sería “lo mejor para EEUU y para el Mundo”. Y no fue en broma.

Con ese broche de Diamantes queda más que explicado lo que entiende Mr. O. Wright sobre el Mundo, la política y los auditorios sudacas que lo escuchan.

Los demás detalles me los reservo, no por pudicia, sino porque ya hablé demasiado en primera persona, y no suman ni restan a el saldo: Positivo o negativo dependiendo si se quiera o no se quiera un Marx mercancía y en liquidación.

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