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miércoles, 16 de enero de 2008

En las Guerras, los Mercaderes.


Hoy Perú Formalizó su pretensión de discutir los límites marítimos con su vecino del sur.

En Chile, hasta el PC, avala un acuerdo nacional en pro de contrarrestar su ofensiva “legal”. Pero, en materia internacional ¿podemos hablar de jurisdicción como para hablar de legalidad?

El sistema internacional es la piedra en el zapato de todo creyente en la dogmática jurídica.

El derecho internacional nos grafica que lo “justo” o lo “legal” al llevarse al extremo no es sino la mistificación de las relaciones de poder existentes.

El PC se apura en hablar ronco y en calificar el trivial desaguisado de un “asunto país” ¿Acaso no son ellos los que se quejan del pensamiento único?

Como en todo pleito judicial sólo ganan los mercenarios de la palabra, los sofistas que luego se les dedican avenidas.

Chile tiene quizá, en un análisis relativo, el ejército mejor preparado para aniquilar el enemigo después del Israelita y sin embargo posee una cancillería menos apta que la de los hunos.

Los Peruanos por otra parte, tienen las siguientes fortalezas: Buenos cocineros; buenos periodistas y buenos diplomáticos.

No me cabe duda que la burda carrera de las ratas la tienen ganada los peruanos desde el primer mordisco.

Es la transparencia sobre esa mísera disputa de roedores lo que debería exigirse:

¿Qué discute el Perú a Chile?

¿Quién se lleva el queso?

En primer lugar tanto el Perú como Chile (pero más Chile que el Perú por su debilidad diplomática, intelectual, política y jurídica) contratan los servicios de picapleitos internacionales profesionales del primer mundo para que sigan parasitando de “nuestros novelescos” gobernantes.

Abogados, peritos, que un día abogan por Myanmar y el otro por Burkina Faso, y al otro en su contra, son mostrados como nuestros aliados y si se apuran, de nuestros libertadores.

Mercenarios de la palabra, mercachifles de la esperanza ¿De ellos depende nuestro futuro?

No, de nosotros depende su presente y su futuro.

Viles geomensores ¿con huinchas elásticas nos ilustrarán sobre donde termina la geometría y empieza la política?

Lo que ocurre es de aquellas cosas que no pueden explicarse a un niño de tres años. No por complejas, sino que por falsas.

Millas más, millas menos, son riquezas marítimas que el estado del Perú o el estado de Chile se lo regalan o regalarán a empresas sin que medie una compensación salvo la propina.

Y si fracasan las cachetadas de payaso del derecho internacional, ambos países “llamarán a la caballería” (o a la marina, para ser específicos) y otros buitres foráneos se disputarán los restos humeantes y pútridos para defender la honra impúdica de simplones, de nosotros, mientras les defienden la indemnidad a empresas que no son más que un papel timbrado y un cheque cobrado.

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