Bastará un tenue fulgor para iluminar las tinieblas.
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El Fin de la Política y de Vuelta a la Diplomacia.
Todo indica la continuidad de la Concertación.
Gramsci distinguía entre política y diplomacia: la política es el arte de hacer posible lo imposible (Zizek) y la diplomacia “el arte de lo posible”. Una cosa es ejercer el poder y otra muy distinta administrarlo. La concertación ha sido el directorio administrativo más eficiente que pudiera haber encontrado el proyecto multinacional, capitalista, precarizante y depredativo que se impuso en Chile mediante la violencia cívico-militar. Han conseguido mantenerse gracias a sus muestras episódicas de amor, puramente platónicas, con la izquierda mientras desatan tras bambalinas su sórdida pasión carnal con la derecha.
Ha sido tal su hegemonía que la “política” se transformo en un asunto intra concertacionísta. Todo esto de pronto fue eclipsado por la implosión de la propia alianza gobernante fruto de su desgaste, monopolización del poder, y moratoria a la omertá (yo me callo porque tu te callas) propia de las asociaciones criminales.
Pero cuando todo indicaba que el banquete había terminado y las fuerzas marginales irrumpirían tras las migajas arriba de la mesa, la derecha se dispara en los pies y la izquierda... bueno, la izquierda fue y esperemos que algún día sea.
La derecha fundamentalista le hizo el peor favor a la liberal destruyendo de una sola pedrada la institucionalidad pinochetista de la constitución del ochenta y la precaria confianza de sus potenciales electores. Las protestas histéricas de los forzadamente virginales hijos de la clase dirigente vociferando en contra de la modernidad con dos siglos de retardo, deja en evidencia que cualquier Bachelet es mejor que el mejor de ellos.
No me parece alevosa la destitución de Provoste aunque la Concertación intentó exhibirlo así; no me parece tampoco que la ciudadanía lo haya tomado de esa forma. Ocurre nada más que la derecha no tiene nada que ofrecer salvo el retorno al santo oficio por lo tanto todos prefieren mantener la trayectoria trazada que aunque nos dirija al despeñadero es muy difícil percibirlo para el ciudadano que vota.
Mientras la Presidenta limite los escándalos a lo que han sido en el último tiempo, me refiero a que sigan apareciendo casos de corrupción, para que los votantes lo asuman tal cual el Smog en Santiago o el olor a Pescado en Iquique, es decir como algo normal; siga abusando de su sonrisa aprovechando cualquier contingencia como hoy lo está haciendo en Palena; gaste unos cuantos millones para subsanar los regalos griegos de su predecesor; y los medios sigan conniventes al continuismo dedicados a todo vapor al semen y la sangre; Lagos o incluso otro peor será el presidente del bicentenario.
En política no se pueden hacer predicciones pero en diplomacia si.
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