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lunes, 4 de agosto de 2008


Por obvio se olvida que los Carabineros, la policía uniformada de Chile, se compone de seres humanos. Es que también se trata de aquellas verdades que se ocultan, o se maquillan al punto de no distinguirlas.

No doy estas declaraciones por el afán de que me hagan llegar una medalla, o una luma de plata como le hicieron llegar a los periodistas golpeados para el 21 de Mayo; tampoco quiero caerle en gracia a alguno para evitar el pago de una multa de tránsito. Lo digo simplemente por que es así. Los médicos, hasta los institucionales, pueden dar fe que su sangre es roja y no verde como ellos mismos dicen tener; y tienen problemas, económicos en gran parte, como cualquier chileno; y sufren con sus largos y extenuantes jornadas.

Desde su institución y el gobierno los instruyen para que se les olvide eso, para que se coloquen en un extraño lugar de superioridad física y moral con el resto de la población. No pueden relacionarse con quién quieran, no solamente me refiero a que sean amigos de traficantes de heroína, sus amistades son escrutadas para que no se afecte la superioridad moral a que me refiero y eso incluye las opiniones políticas. El resultado es que los pacos conversan entre pacos y sobre cuestiones de pacos. Viven en poblaciones normales, pobres, como la mayoría de los chilenos, pero su relación con los vecinos se reduce a salir a espantar a un par de mariguaneros con su arma de servicio.

En un país en donde el porte de armas se encuentra absolutamente prohibido, los pacos se distinguen por su uso monopólico. Los miembros de la policía de investigaciones (PDI como quieren que les llamen, ratis como les decimos todos los demás) son muy pocos y cada día más se confundirían con cualquier vendedor de celulares sino fuera por sus placas colgantes que deben exhibir, y sólo pueden exhibir, durante los operativos. Los pacos en cambio, son pacos las veinticuatro horas del día: Se visten como pacos, caminan como pacos, hablan como pacos, escriben como pacos, etc.

Su adiestramiento es prodigioso y se lo quisiera cualquier institución armada del mundo. Un espíritu de cuerpo digno de los trescientos de las Termophilas, una incorruptibilidad incomprensible con los escasos sueldos que reciben. Se trata de una lealtad canina, y en específico de quiltro. Capaces de soportar el frío y quedar tapados de nieve cuidando una bandera con veinte grados bajo cero en la laguna Icalma, o la puna del altiplano, por si alguien quiere robarse una pirca. Condiciones en las cuales cualquier ser humano desertaría, el paco, se queda y se la aguanta.

Cualquier ingeniero serio debiera aplicar la lógica de los soviéticos: Si funciona no lo cambiemos. Como nuestro país es gobernado por ingenieros ninguno quiere ni cambiarles los cinturones con miedo a que sea la causa de que sean como son. Es la institución más confiable incluso yo, un objetor de su proceder, confeso y consecuente de ello, los he llamado en casos extremos.

Y como cualquier sujeto pensante de este país he debido lidiar con su lógica de atari, como reza el dicho “anda explicarle al paco”, tiempo perdido. Y como cualquier sujeto con un mínimo de dignidad he debido soportar sus palos, arrancar de sus persecuciones arbitrarias, esquivar a sus perros, perdigones, gases tóxicos, zorrillos y lanza aguas.

Son estas ultimas acciones de los pacos, las que los ponen de inmediato fuera del género humano, del entendimiento, de lo razonable. Todos los policías del mundo tratan así y peor a los más pobres, a los más vulnerables, a quienes se les puede decir delincuentes sin que se querellen por calumnias; lo autóctono es que actúen como policía política en un régimen democrático y con una dureza equivalente a la de muchas dictaduras. Cómo es posible que cuarenta mil seres humanos vivan tan enejenados como para obeceder ordenes por más aborrecibles ellas sean. Hace diez años se les impidió protestar por sus malas condiciones salariales y para evitar sanciones fueron algunas mujeres de carabineros las que protestaron por sus esposos, otros carabineros, las detuvieron violentamente en la vía pública haciendo uso y abuso de toda la fuerza por muy ilegal fuera; las golpearon y también a varios periodistas que registraban la agresión. Los maridos de las mujeres golpeadas y detenidas fueron además sancionados, destituídos de sus cargos por no prohibirle expresarse.

Desde la semana pasada unos CD ROM han circulado por comisarias del sur de Chile convocando a movilizarse. Que la información circule de este modo debe ser el modo de evitar que la cadena de correo electrónico delate el origen del reclamo o la cantidad de potenciales movilizados pero, la subsecretaria de carabineros, la otrora jefa de estudios de Paz Ciudadana Javiera Blanco, declaró hoy lunes en la radio Bio Bio que de todos modos uno de esos CD incautados sería peritado en el laboratorio criminalístico (LABOCAR) para saber quien fue el insubordinado y sancionarlo. Sin turbarse amenazó con las penas del infierno a los responsables de este acto de sedición prohibido expresamente por el código de justicia militar.

El carabinero que golpeó a mansalva a un periodista gráfico en el 21 de Mayo no ha sido sancionado. La subsecretaria de hecho jamas de refirió a tales hechos ni menos en carácter de superior jerárquico como sin pudores se condujo ante Julio Rodrigues, su entrevistador; en la radio Bio Bio dijo sin tapujos “mis carabineros”. Cuando se trata del cumplimiento de las ordenes del gobierno éste, se esconde tras el mando, sobre una extraña fábula en que los carabineros son independientes, autónomos y jamas bajo ninguna circunstancia cometen errores. En último caso es la justicia quien los investiga pero jamas se amenaza ni se aplica sanción alguna a los pacos cuando actúan en tanto policía política.

El que carabineros sea una policía política consiste en una roca en el zapato para los farsantes que quieren decir que llegó la democracia. El mando siempre ha sido el gobierno , de lo contrario debemos concluir forzosamente que somos víctimas de una dictadura uniformada manejada desde la calle Zenteno. Aquellos que se dedican a cuadrar el círculo también deberán explicar porqué cuando carabineros pega o mata interviene la justicia militar y sobre porqué no pueden exigir sus derechos humanos mínimos como el de asociación, reunión y negociación sindical. La subsecretaria amenaza con aplicarles el código de justicia militar pero hasta donde yo sepa no estamos en ninguna guerra y los pacos son civiles como cualquiera de nosotros.

Hasta donde sé son humanos igual que cualquiera de nosotros y los tratan peor que bestias cada vez que el gobierno se los ordena, peor aún, el gobierno los trata por lo general peor a ellos que nosotros y ellos responden siendo más leales, menos corruptos y más enajenados. Explicar esta situación es muy difícil, se trata de una especie de psicosis colectiva en la cual discurren miles de personas y que permite que el país se mantenga intacto, en un estado de pubertad permanente.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

algo de esto podría ser explicado por las reflexiones/investigación del Doctor Wilhelm Reich vertidas en su libro "Psicología de masas del fascismo".

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