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jueves, 21 de julio de 2011

Escuche este capítulo de Se Viene el Estallido, en ninguna parte le dirán lo que aquí.


En Chile no existe delincuencia; y si existe no es un problema; y si es un problema no tiene solución.

Si se quiere disminuir la violencia en la sociedad se puede dejar en libertad los más de sesenta mil presos mientras no se le avise a la prensa. Y se exilia a los sesenta mil pacos.

Los careraja que no faltan nos tratan de decir que el problema de Hinzpeter es que no ha conseguido ganar la "guerra a la delincuencia" trancando la puerta giratoria, ojalá fuera tan sencillo. A Hinzpeter se lo debe echar a patadas por otros motivos.
Lo dicho hace más de diez años resulta profético:

"Lagos sólo recoge el problema en su tramo, olvidando todo su devenir y su contexto. Luego intenta indexar su política de control social en el marco de una política comunicacional que produce una nueva politización basada en el vigilantismo; Se trata de una juntura de individuos-propietarios-privados que se unen a la policía en su rol de aparato de clase constituyendo entre todos la policía comunitaria del plan cuadrante. Ella está compuesta por una comunidad que tan solo hace diez años lanzaba piedras y molotov a esas mismas fuerzas otrora asumidas represivas.

Del tránsito que describe Wacquant del Estado maternal o providencia al Estado paternal o penitencia con la criminalización neoliberal, pasaríamos desde ésta última a una criminalización mercancía en la que los delincuentes comienzan a ser objeto de lucro directo al privatizarse la seguridad y las cárceles. Ello sería una la fase incipiente de la criminalización de tercera vía en donde la consolidación del Estado Penitencia y la criminalización mercancía redundaría en un exitísmo de los gobernantes sobre sus políticas comunicacionales al haber hecho cómplices a la ciudadanía de ellas. El gobierno no puede seguir defendiendo un alza continua luego que se hayan efectuado las grandes inversiones del lucro privado de la miseria crimininalizada. Es por ello que se puede anticipar que el gobierno de tercera vía, al cumplir sus fines constitutivos, le quedaría dirigir la atención a otras cuestiones que el problema delictivo. Éste no puede seguir siendo problema ya que se lo ha derrotado al controlarlo. Con esto la Prensa se dirigiría buscar otros temas para seguir fabricando actualidad, ello sucedería por medio de levantar otro tema o por medio de una saturación comunicacional con éste mismo. Lo que digo, es que a diferencia de las políticas represivas neoliberales de ley y el orden que propenden a un espiral de violencia, las políticas de tercera vía llevarían a una pacificación y una refundación de la sociedad a través de su control social en qué éste se hace más represivo que el actual pero sofisticado, en el sentido que se trata un marcado control diferencial: Dependiendo si se trata de integrados a la sociedad es controlado subjetivamente - dentro del mismo sujeto- al estilo europeo o se lo reprime autoritariamente al estilo Doctrina de la Seguridad Nacional. Sostengo que la tercera vía comprende el riesgo de la contradicción que exacerba el neoliberalismo en todos los sentidos y propone un cambio a una sociedad cada vez más injusta en su distribución del ingreso y capitalización, cada vez más inconsciente de ello, con un estatuto diferenciado que permita en que se trate dignamente a los que aceptan las reglas del juego y a los que no, se los aplaste con la fuerza del Estado y todos los ciudadanos; Los delincuentes a ser enemigos de cada miembro de la sociedad lleva a que ésta solo exija que se trate el problema sin que les provoque grandes dolores de cabeza o riesgos. Que se haga eficientemente el trabajo de la poda39 de pobres implica que se haga silenciosamente, limpiamente. Una sociedad activa no exige que no se mate ni se torture, sino que ello no afecte su cotidianeidad. Es por ello que la tercera vía -o versión más evolucionada del capitalismo- debe poner un énfasis tal en lo mediático, puesto que se le exige un control por obnubilación. El Estado de tercera vía tiene hoy como desafío el construir un nuevo chivo expiatorio para poder exterminar a los delincuentes a espaldas del público de los media y que transfiera las contradicciones del sistema a un objeto específico e identificable. Al ser anteriormente blanco de torturas y mecanismos de exterminio por las dictaduras, los tercerístas sufren mucho con la violencia aunque tengan claro que se dirige a los que sí se la merecen. Ello no significa que quieran abrogar la violencia sino pretenden que deje de ser ostensible. Si no logra la tercera vía sus finalidades de control llevaría a una alternancia entre criminalización de tercera vía y una de tolerancia cero por muchos lustros. Del espectáculo de la criminalidad como mecanismo de exterminio legítimo la tercera vía, intenta un triunfo en el control del delito que implica un exterminio silencioso de los excedentes. Esto es lo progresista de la tercera vía, conseguir ganar tan solo en las formas. El fracaso eventual de ello será el volver al control neoliberal. El triunfo estará en producir un espectáculo de la entidad de la delincuencia para poder invisivilizarla.

La tercera vía es un mecanismo de legitimar la sociedad capitalista actual y en ese sentido lo que hace es cambiar su relación con los integrados a la sociedad: Los cuales se integran a la policía en una policialización de la comunidad más que una comunitarización de las policías. La comunidad conseguirá tal triunfo -sentirse seguros- con lo cual el Estado debe a continuación cambiar su relación con los medios para que éstos no se basen principalmente en la página roja para producir actualidad. Habrá un esfuerzo de hacer más humanas las relaciones del saldo de la población que puede costear el precio de los derechos humanos y ser considerado ciudadano, en tal misión se convocará nuevamente a los media. Como resultado de eso; Una sociedad pacífica, integrada, civilizada, que ha progresado, ha conseguido invisivilizar el crimen y con ello lo ha derrotado tras intensos siglos de lucha. Esta titánica labor la emprende un gobierno que apela a las masas para proclamarse pero que dirige una política solo a "los que le alcanza" los cuales, conforme al desarrollo del país, es un sector intrínsecamente minoritario.

La criminalización de tercera vía es la clara continuación de una criminalización neoliberal exitosa: El neoliberalismo en sus insalvables contradicciones se queda sin poder fundamentar adecuadamente sus políticas una vez que ya operan y no solucionan lo que en un principio se propusieron. La tolerancia cero no está al alcance económico de ningún país latinoamericano y su influencia a principios de los noventa se bate en retirada. Los tercerístas asumen que una política criminal represiva y violenta genera más riesgos que los que intenta mitigar o consigue no disminuir el nivel general de riesgos a niveles tolerables de convivencia para los ciudadanos; El neoliberalismo solo conduce a un far west, a una guerra continua y eterna contra de un crimen imbricado en forma de enemigo interno. La finalidad es que se le dé una solución a los marginados por medio del encarcelamiento - la cárcel sustituye a la vivienda social, la cárcel sustituye el trabajo que no existe- y por último, se transforme en un negocio altamente rentable. Este propósito es asumido por los históricos defensores de la intervención del Estado; la pequeña diferencia es que ahora exigen una intervención punitiva y una desregulación social. La tercera vía se sirve de toda la potencia instalada por el neoliberalismo para sofisticar los mecanismos de exclusión y principalmente de la relación comunicacional con los no criminalizados. En los casos en que el neoliberalismo no concluyó en una privatización carcelaria son los gobiernos tercerístas quienes continúan la misión. Por ejemplo Lagos, Blair y Jospin.

Además los gobiernos de tercera vía no solo criminalizan segurizando la sociedad panóptizándola, subjetivando el control, escondiendo el exterminio, sino que también desegurizando socialmente, precarizando el empleo, mercantilizando el sufrimiento y por último, emprendiendo una carrera armamentista sin precedentes48 en plena recesión económica desequilibrante para la paz regional, y en el caso de Estados Unidos, para la paz mundial.

Resumiendo, la tercera vía constituye un perfeccionamiento del neoliberalismo en la medida que por apoyos populares históricos puede conseguir apoyo eleccionario que le permita continuidad en su proyecto "modernizador". Su teoría capitalista no contiene las contradicciones evidentes del neoliberalismo que intenta modernizar económicamente pero conservar instituciones familiares, morales y legales tradicionales. El tercerísmo nace emancipado de tales conflictos y plantea una nueva moralidad más flexible que los lastres paralizantes conservadores. La tercera vía es un cártel político, en la medida que sus miembros solo tienen en común el conseguir y gestionar el poder. Es progresista, ya que intenta erigir un proyecto modernizador volcando una racionalidad finalista y no principista, y es de derecha puesto que con su proyecto modernizador se propone consolidar las actuales estructuras económico-políticas existentes basadas en una injusticia necesaria que posibilita el disfrute de unos pocos elegidos."

Ariel Zúñiga, Criminalización de Tercera Vía. Ponencia presentada en el congreso iberoamericano de derecho penal y criminología el 13 de septiembre de 2001 en San Pablo, Brasil.


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