Violencia y Control Social

Los sistemas criminales constituyen la evidencia más palmaria de la irracionalidad de nuestro sistema. Indefendibles por más esmero y talento se dispense en la tarea. Inefectivos, cualquiera sea la tarea que se les encomiendan. Ni previenen, ni rehabilitan, y son caros, feos, sucios. Su presencia no ayuda a nadie más que a los funcionarios públicos que viven a su alero e incluso su operar incrementa todos los conflictos que dice solucionar. En suma, el museo de la brutalidad, la feria de variedades al cual llegan los fenómenos acarreados por la marginación de la pobreza.

Con aquella opinión sobre el sistema criminal parece absurdo referirse en detalle al concurso para designar a un nuevo fiscal nacional en Chile. Sin embargo el ejemplo del actual, Guillermo Piedrabuena Richard, muestra cómo es posible que algo mal diseñado funcione aún peor si es que se designa al candidato más incompetente posible para la tarea. Lo peor es que puede que sea sustituido por un candidato equivalente.

No soy monedita de oro para caerle bien a todos, eso dice cualquier persona que se precie, sin embargo el sistema de designación exige que el fiscal nacional esté bien con Dios, el Diablo, los ángeles y los arcángeles. El resultado es evidente: Una monedita de oro de muy baja ley y acuñada con rudimentarios elementos.

Hace un año, la Fiscalía realizó un publicitado operativo policial preventivo. Se allanó un domicilio en dónde residían unos Okupas que fueron detenidos y se incautaron libros, revistas, botellas vacías, bidones con restos de parafina y las cajas de aserrín en dónde orinaban y defecaban sus gatos. El operativo se cubrió profusamente por los medios y se refirieron a él en vivo y en directo el Ministro del Interior Belisario Velasco; el subsecretario del Interior y la Fiscal a Cargo, Gloria Araneda.

El Gobierno, el Ministerio Público y Carabineros de Chile consideraron que el operativo realizado en la madrugada del once de septiembre había evitado los usuales incidentes que se producen en el centro de Santiago.

Un mes estuvieron presos los Okupas, y luego de un mes de ser tratados de terroristas por la prensa la justicia tuvo que admitir que los libros están permitidos en Chile desde el tiempo de José Miguel Carrera, que las botellas de vidrio se acopian en toda casa de Chile y sobretodo en la cual viven jóvenes, que los bidones con parafina también existen en casi todas las casas pobres ya que se utiliza como calefacción, que las bombas molotov no se confeccionan ni con parafina ni con aserrín estilando en orín y fecas felinas. Es más, un viejo dicho le dice "mierda de gato" a aquello que no sirve para nada puesto que aún no se le conoce un uso.

Recapitulando, el exitoso operativo no pasa de ser el espectáculo más patético que se haya montado en democracia y por el cual deberían haber rodado varias cabezas. Sin embargo, la fiscal a cargo, Sonia Rojas, fuera de no ser sancionada, hoy se ha postulado como la primera candidata para convertirse en Fiscal Nacional.

La Función del Jefe del Ministerio Público es la de dictar la política criminal y Piedrabuena se ha resistido a ello. Una política criminal consiste en una selección de los tipos penales que van a ser perseguidos, y por ende, de aquellos que no lo van a ser. Esto ocurre porque no se puede perseguir todos los hechos delictivos y para evitar que las policías o los fiscales adjuntos seleccionen arbitrariamente los casos, es el jefe quien debe fijar las políticas con las cuales se selecciona y los delitos que deben ser la prioridad. Piedrabuena dijo que el iba a perseguirlo todo y lo cumplió, y para hacer más engorrosa la tarea reguló cada una de sus posibles tareas en ejercicio casuístico olvidado ya en tiempos de Hammurabi.

Los fiscales se han quejado que deben trabajar mucho, que sus sueldos son bajos (aunque ganen más de doce veces el sueldo mínimo), que necesitan más personal, etc. Pero tales críticas se dirigen al Ministerio de Justicia en instancias en que cada una de esas reivindicaciones deben exigirse en el escritorio de Piedrabuena ya que el Ministerio Público es un órgano autónomo del cual el Fiscal Nacional es el Jefe.

Todos critican al gobierno por "la delincuencia" y a los jueces por la "puerta giratoria" y todos creen que el cargo de Piedrabuena es el de un encomendero de los tiempos de la colonia.

Quienes salen libres lo hacen en su mayoría por la incapacidad del Ministerio Público de entregar los antecedentes suficientes para obtener condenas, no por el heroísmo de los defensores. Los fiscales en vez que dar órdenes a la policía, como es su cometido, son los procuradores de carabineros que basan toda su argumentación en el parte policial. No fue necesario reformar a las policías puesto que ellos se comieron con zapatos a los fiscales.

Y en cada delito importante que ha ocurrido surgen las dudas sobre el correcto actuar del ministerio público y lo peor que no es por corrupción sino por su monumental incompetencia.

Desde quienes tenemos una visión crítica del sistema penal podría considerarse mejor el que esté Piedrabuena en vez que alguien competente a cargo del Ministerio Público pero esto no es así. Su política de perseguirlo todo es la responsable del hacinamiento carcelario, y su incompetencia en los casos "emblemáticos" permite que se critique sin miramientos a los jueces como si la función de ellos fuera sólo meter presos sin escuchar razones.

Es una quimera terminar con los sistemas penales pero no por eso se dejará de criticarlos, pero estamos todos expuestos a ser un día perseguidos criminalmente o a que demandemos justicia ante él, y nadie quiere que en ese momento las garantías sean olvidadas en un mar de burocracia e incompetencia. Si es para eso, volvamos al sistema antiguo que era bastante más barato que el actual.