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jueves, 4 de octubre de 2007
¿Justicia del Vencedor?


"El facón nunca ofende la mano que lo empuña"
Martín Fierro.





Una resolución judicial es un acto de poder y quien lo ejecuta por tanto, debe tener más poder que quien la sufre.


Esta es una cuestión elemental pero consuetudinariamente olvidada en los análisis. Es normal que se confunda lo que se quiere que sea la sociedad con lo que es la sociedad a pesar del analista.



Escribo este artículo tres horas después de que el Clan Pinochet ha sido procesado por el Ministro Carlos Cerda y que por lo tanto, se haya decretado una orden de detención en contra de ellos para efecto de prontuariarlos.



Eso significa que para cuando usted lea éste artículo seguramente ya se encuentren en libertad e incluso que la Corte Suprema ya haya revocado el auto de procesamiento en su contra. De todos modos lo dicho aquí vale, puesto que es un buen ejemplo para entender qué es la justicia y tratar el tema de la justicia del vencedor.



Desde Núremberg hasta Milošević.



Que los Nazis cometieron actos deleznables no existe duda alguna pero, si hubieran derrotado a Stalin en el frente oriental, a Patton en el Sur y al desembarque por el oeste es muy difícil pensar que alguien hubiera sido juzgado por Auschwitz. De hecho nadie se referiría a tales hechos como "crímenes", quizá sí como errores y excesos, pero la calificación jurídica depende de un juicio y un juicio de un justiciable y de un justiciero.



Los bombardeos de los Aliados en la ciudad germana de Dresde o los del ejército de los EEUU en el Japón son actos necesarios y a posteriori justificados. Pero los homicidios cometidos por dictadores que se transformaron producto de los azares de la historia en enemigos de los poderosos se transformaron de pronto en crímenes. No sólo Milošević se encuentra en esa selecta lista también Husseín, Bin Laden, Noriega y por supuesto, Pinochet.



¿Cual es la diferencia entre una medalla y un traje a cuadros? Desde luego no existe ninguna si lo explicamos desde el acto mismo, la diferencia se encuentra en la legitimación del hecho la cual ocurre a posteriori del mismo. El triunfo militar y el consecutivo triunfo político blanquea todos los medios que posibilitaron ese fin: Quien gana la guerra y luego gana la paz se gana el poder a contar la historia que quiera y de ajusticiar a todos quienes le puedan impedir conservar el poder obtenido.



En la guerra la legitimación la da el triunfo, y en la paz, existen órganos que en principio son legítimos y que sus asesinatos, si son ocasionales y azarosos, se entienden legítimos independiente de su arbitrariedad. Los tribunales por tanto, en tiempos de paz pueden juzgar a aquellos que según el criterio político dominante de hoy fueron criminales en tiempos de guerra aunque sean ellos quienes permitieron la existencia de la institucionalidad actual. En el poder no existen lealtades.



La Justicia.


Platón dijo que la Justicia era dar a cada uno lo suyo. Más de dos mil años después nadie sabe qué diablos significa eso pero de todos modos se sigue reiterando la frase como si se tratara de un conjuro para espantar a los Dioses de la guerra. Se dan miles de explicaciones para decir que significa una superación de Hammurabi o de la ley de Talión fundamentados en que "lo suyo" Platónico alude a una idea de bien común. Del mismo modo pensaba Aristóteles aunque definía a la Justicia más como un propósito que como un resultado.


Consecuencia de lo anterior es que era posible actuar con justicia Aristotélica mientras se quemaban brujas o se descuartizaba ladrones de gallinas. Antes que apareciera Hegel con su enciclopedia de la Filosofía Basura, el único culpable era el Estagirita. Después el idealista prusiano sofisticó el vacuo concepto afirmando que el mal que produce alguien en la sociedad era eliminado por el mal que causaba la pena: Una forma muy elegante de justificarse para quien dispone el poder de definir lo malo y lo bueno.



Sin saber qué es lo que corresponde a cada quien, qué es lo malo o bueno para la sociedad, y sabiendo que la pena solo causa un mal adicional al mal del delito (y a veces es el único mal como en el caso del narcotráfico) el siglo veinte transcurrió sin querer preguntarse mucho al respecto, sólo viviendo el momento, dando grandes discursos a la galería pero actuando con pragmatismo en los palacios. Esa hipocresía es la empleadora de los defensores de los DDHH, los nuevos paladines de la justicia, que viven condenados como Sísifo pero sin hasta ahora subir la piedra hasta la cima de la colina.



La Corrupción.



La Corrupción y el Narcotráfico son las dos grandes mentiras con las cuales la comunidad internacional intenta excusarse del incumplimiento reiterado de sus programas.



En algunos casos se explica que el narcotráfico es causa de la corrupción, en otros se ha dicho que una consecuencia. Pero nunca se dice qué es el narcotráfico ni cual es el gran mal que provoca y del mismo modo, qué es la corrupción. El juego consiste en no derrotarlos nunca: Si Superman mata a Lex Lutor, pierde su razón de ser.



Para que exista corrupción tendría que existir un sistema prístino y virginal en el origen y eso es falso. Los grandes críticos de la Constitución del 80 deberían investigar en qué condiciones se dictaron las cartas de 1833 y 1925, y las diversas reformas entre estas. De qué doncella hablan. ¿Acaso se refieren a la carta de la ONU? que consagró la Pax Americana de la Guerra fría ¿O a la revolución francesa?



Me caben serias dudas acerca si quienes dan esos argumentos saben realmente de qué están hablando o abusan de la ignorancia reinante para perpetuarse en el poder mientras copian y pegan en Papers en dónde afirman que lo que tenemos es una democracia.



Siguiendo el Camino del Dinero.



Qué duda cabe que Pinochet y los suyos se enriquecieron durante los 17 y más años que han gobernado el país; y qué duda cabe que hoy pueden ser juzgados por que ya perdieron gran parte del poder que tenían.



Sin embargo todos hablan escandalizados cómo si los políticos fueran unos "servidores públicos" y la democracia el paraíso de los justos.



Pinochet mató, torturó, traficó armas y quizá hasta drogas (al menos su hijo sí lo hacía), y se enriqueció a costa del erario fiscal. Pero enriqueció mucho más a los Piñera, a los Yuraseck y a todos los que se hicieron el "pino" con las privatizaciones. La comisión que cobró Pinochet es muy pequeña en comparación al tamaño de la operación y esto habla de un militar probo, o bastante inepto en cuestiones de aritmética.



Está claro que Pinochet es "corrupto", y con eso basta para los primermundistas a quienes les encanta esa latinoamérica lírica repleta de novelescos dictadores pero, ¿qué ocurre con sus sucesores? No vamos a hablar de Aylwin ya que se trata de un político profesional pero Frei ¿declaró sus intereses? dijo con cuánto dinero empezó su periodo de presidente y con cuánto terminó, ¿alguien le ha reprochado su amistad con Fujimori y Menem?


Con Lagos la cuestión es mucho más grave: Siempre dijo, y hasta se atreve a decir, que es hijo de la clase media, trabajadora y de manos limpias, y cada una de sus megalómanas reformas hacen agua (o plata) por todos sus costados. Pasará a la historia como un hábil escenógrafo. Como el poder lo seguirá revistiendo hasta su muerte nunca podremos verlo desfilar en tribunales pero sí sabemos que en ferrocarriles se llevaron hasta los durmientes a la casa; que el transantiago es una de tantas licitaciones a medida en que se aseguró primero a ciertas empresas y se remató lo demás (por ejemplo VOLVO); que los juzgados de familia, la ley de responsabilidad adolescente, el plan auge, el MECE y etc etc etc, sólo son maniobras publicitarias con los cuales se embaucó a los ilusos chilenos mientras se repartían millones de dólares en cada una de esas operaciones.


Lagos ni es un probo militar ni es inepto en aritmética y por lo tanto es difícil siquiera estimar de cuánto fue su comisión en cada una de esas operaciones pero el destino del dinero ha servido para que la Concertación tenga siempre dinero fresco para publicitar a sus candidatos y de esta forma perpetuarse en el poder. El dinero sucio se gasta en vicios o delata al ladrón.



Y no sé si eso es peor a qué los empresarios los financien al cien por ciento: Por cierto se trata de un dilema entre dos males.



¿Que precaria democracia aquella en que ganan los candidatos según su gasto (inversión) en publicidad? Bueno, eso es la democracia que tenemos y punto.



Y, aunque no tenga nada que ver con lo anterior, la familia Pinochet presa es una excelente publicidad (y gratis) para una Bachelet hundida en las encuestas.



La "Cuestión" no es Culpa de los Poderosos sino que de el Poder.



Las leyes sociales que surgieron a propósito de la "Cuestión Social" en casi todo el mundo y que se mundializaron después de la segunda gran guerra han intentado compensar la diversidad de poder existente entre los ciudadanos que produce el sistema económico capitalista.



Sin lugar a dudas han sido un fracaso: Han creado una burocracia dedicada a la "compensación" sin que exista ninguna institución que pueda controlarlas adecuadamente.



Los Socialismos reales creyeron que el problema tenía que ver con la titularidad jurídica de las organizaciones y no con las organizaciones mismas y eso redundó en que el capitalista dejó de existir cuando el funcionario se hizo cargo de la empresa sin que la relación capital - trabajo se modificara. El resultado es el mayor fraude de etiquetas conocido por la historia; si la Biblia fuera un texto histórico podría compararse con un Dios inundando la tierra por amor a los hombres.



Los problemas que a cotidiano nos quejamos no son causados por mentes demoniacas sino que por el enorme poder que tienen algunos individuos y a la carencia de poder que dispone la mayoría de la humanidad frente a ellos: Si los pobres nos unimos lo más probable es que nos moramos de hambre juntos. Es muy difícil cambiar las cosas si no tenemos una mínima idea de qué es lo que hay que cambiar.



El cambio de la sociedad implica destruir aquellas instituciones que permiten la acumulación de poder de modo de no intentar redistribuir el poder desde arriba creando Estados fuertes que luego son grandes organizaciones que nos aplastan sino que impedir que se alimenten con nuestro poder pues somos la única fuente alimenticia de las grandes instituciones. Y luego de esta guerra cultural, destruir las grandes organizaciones exigiendo la abolición de las normas hereditarias, de propiedad intelectual y que consagran la personalidad jurídica de entidades supraindividuales.



Quimeras dirán ustedes, yo digo que costó bastante pero se consiguió terminar con la Aristocracia: Bueno, es hora que nos dediquemos a la destrucción de la plutocracia.
Comentarios:
A PROPOSITO DE ESCOPETAS
Por Eugenio Baeza


El pasado es una construcción que hacemos desde el presente. Quienes vencen hacen oficial es construcción. Entre el clan Pinochet y el clan concertación, mas todos los conformistas, reproductores y convencidos, los vencidos seremos siempre los mismos. Y día a día nos irán armando “la historia”. Perdón por la perogrullada.

Me parece un atino preguntarse por el “Qué hay que cambiar” así como se ha planteado, me parece la forma racional de abordar el tema, así se evitan, como me decía un amigo mientras reía, a los “entusiasmistas”, esos que participan y marchan, sabiendo poco o nada de porque lo están haciendo, gritan y hacen protestas para que las cosas cambien, sabiendo poco o nada sobre la necesidad de que algo cambie y que debe cambiar (ni hablar de lo inoficioso, o pero aún, lo contraproducente o nocivo que podría llegar a resultar todo ese “entusiasmismo”).

No es mi intención traer mas papeleo al asunto en cuestión, pero asaltan dudas.

Desentrañar lo que habría que cambiar es una ardua tarea, más no inabordable. Supongamos que podemos develar algunas cosas.

Tenemos la información y el análisis, y sí, tal o cual cuestión deben cambiar.
¿Tenemos los medios para llevar a cabo la fase ejecutiva?.
Supongamos que si, tenemos un abanico de opciones, en cuanto a medios, para llevar a cabo aquellos cambios.

¿Cómo?
De que forma.
Para llevar a cabo estos cambios, estas nuevas ideas, se necesita poder, o mejor dicho, estos cambios vendrán producto de un nuevo poder, material, más poderoso que el que sucumbe (lógico), y que necesitará explicar y explicarse el cambio de cosas.
¿Y cambiarán las cosas? O será la perpetuación de lo mismo.
El Poder, y no los poderosos, dice “Todo cambia para que nada cambie”.
¿Los cambios se llevaran a cabo obstante y a pesar de quien pretenda resistirse? ¿Alguien padecerá aquellos cambios?.
Derrocar a la aristocracia implicó una burguesía más poderosa, más rica, derrocar a la plutocracia debiese implicar...

¿Cómo?
¿Revolución política?, que un grupo gane la “libertad” para todos, bajo unos específicos y determinados mecanismos totalitarios bajo la excusa de que “la burguesía se infiltrará nuevamente entre nosotros” y estropeará el proceso de cambios, como si tal grupito tuviese algo de homogéneo, mas aún, como si tal grupito no fuese parte o aspirante a burgués .
¿Revolución social?, como postulaban algunos anarquistas por ahí por 1900, abocarse a la tarea de convencer y difundir para que paulatinamente se produzca el cambio cultural. Claro que esos santos anarquistas no podían imaginar el asuntito del superdesarrollo de los medios de comunicación, lo que cambia drásticamente las cosas. Todo el costo en recursos, organización y tiempo que tomaría convencer a uno, por ejemplo de la necesidad de ciertos cambios previamente identificados y analizados, convencer a uno (y a medias, porqué con uno siempre se ponen escépticos estos guevones), eso en comparación con las hordas de sujetos que resultan hipnotizados por los productos más irracionales de nuestra sociedad expuestos a través de una vitrina idiotizante, lucrativa, la vitrina que convence a cientos de miles de la necesidad de mantener el status quo, que coopta hasta la crítica y la hace funcional.

¿Cómo?,
Como romper el circulo de la eterna dominación del hombre por el hombre,
Como cambiar algo sin repetir la misma lógica, como dar el paso a un lado de este eterno retorno, sin renunciar a la crítica, sin anularse.
No pretendo, a estas alturas del partido, postular formulas consensuales, pero la conflictualidad no tiene porque desmoronar, no tiene porque ser genocida, todo lo contrario.
¿Entonces, “Como”, es parte del “Qué hay que cambiar”?

www.ellucrocesante.blogspot.com
Descargos:

Eugenio,

qué y cómo es lo mismo pero en distintos grados. En un momento intenté descifrar el ahora para poder pensar algún día en un qué. Hoy pienso en un qué y el gusto amargo de la carencia del cómo sigue vívido. Está claro que en el cómo la carencia de capital humano se hace patente mucho más que en aquello en que una lumbrera o dos bastan; está claro que no tiene que ver con las intenciones sino que en la comprensión de la ineludible unidad entre el qué y el cómo. Pero debes reconocer que la novedad del qué hace reevaluar el cómo. No propongo la tarea de los falsos revolucionarios maximalistas que pretenden cambiarlo todo para no cambiar nada sino que cambiar aquello que se debe cambiar para que sigamos siendo los mismos en mundo diferente (No soy de los que odia a los humanos y quiere que cambien lo suficiente para que dejen de serlo) Me amo a mi y a mis semejantes, a los que fueron y a los que serán. La comprensión cabal de lo señalado siempre será patrimonio de una minoría y los falsos demócratas sólo intentan ser los proxenetas de la voluntad popular intentando suplir su autoridad fallida. La potestad es para aquellos que no pueden acceder a la autoritas, para los pobres diablos arribistas que son ególatras sin cimientos que los sostengan. Es inevitable esa barsedumbre y por lo tanto mi propuesta intenta sólo disminuir la asimetría entre poderosos y sujetos de manera de que el Derecho - sistema de control del poder - sea posible y que las ambiciones desmedidas sean reguladas por la propia competencia. El capitalismo es la acumulación ilimitada de poder y es eso lo que lo hace intolerable, no el mercado: No la mercancía, ni la apropiación de la plusvalía en sí misma; No el derecho de propiedad ni la criminalización; no la actividad dirigida ni la autogestionada. Es sólo que las conclusiones de los iluminados dieciochescos jamás han sido implementadas y lo que no ha podido reconocer la mierda de filosofía idealista y peor, la filosofía idealísta que se llama materialista, es que existen condiciones materiales que hacen posible el Derecho, los DDHH, el mercado dentro del Derecho, el Estado de Derecho (y no de Derecha), la criminalización dentro del Derecho y en respeto a los DDHH. La crítica no nos debe llevar a botar el agua de la bañera junto al bebé que se baña; nos debe llevar a pensar en el cambio supra lampedusesco es decir, en el cambio en su sentido natural y obvio y no en el eufemistico,
mis afectuosos saludos,

ariel zúñiga.



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