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Bastará un tenue fulgor para iluminar las tinieblas.

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viernes, 30 de noviembre de 2007

Este “cuento” fue escrito en 1997 y se lo transcribió en el año 2000 en que se le hicieron algunas modificaciones. No se había intentado publicar ya que parece banal pero, no hay temas banales sino que formas banales de tratar los temas.


Es difícil contar ésta historia. Como ninguna es conocida por todos pero al faltar una letra o una frase para relatarla públicamente ha quedado guardada en cada uno de nosotros entre una maraña de recuerdos, que a veces se transforman en sueños o pesadillas que olvidamos al despertar.

Pero por favor acordémonos de aquel 31 de Diciembre, más bien del final de ese día y el comienzo del siguiente año. Se llegó por vez primera al cien por ciento de raiting, quiere decir que no puede usted, decir que no lo vio pero sí le creeré si dice que no se acuerda.

Pero cómo cantamos tal melodía, ¿en que momento entramos si nadie se atreve a dar los primeros acordes de la música de fondo?

Comenzaré por refrescarle la Memoria. Durante más de treinta años trabajé en la televisión - no digan que no se acuerdan de mi, estuvieron obligados a escucharme, hasta encontrarme simpático- estuve en los duros tiempos - del blanco y negro- hasta el pasado primero de Enero. Cierto es que hace mucho me encontraba trabajando con un perfil bajo, estaba aburrido de ser el centro de atracción y cada cierto tiempo aparecía de voz en off en los matinales de la mañana, de la tarde y de la noche; se me cambiaba la voz en cada uno de ellos y los pocos que sabían tal juego lo celebraban más que un triunfo de "la Roja". Se preguntará Ud. Señor lector de porqué alguien se puede aburrir de la fama, sin duda Ud. creerá que le estoy mintiendo y que estoy inventando ese cuento de la omnisciencia, pero no, la televisión era toda una familia, bueno es toda una familia puesto que yo fui expulsado de aquel océano de pirañas. Una familia emparentada con las tres familias nacionales que algunos suspicaces ya habrán pensado que es una sola. Disfrutaba hace unos meses el rol de pater de ésta gran alianza y controlaba todo cuanto aparecía y había aparecido en la caja chica desde hace más de treinta años; con ello cual gran hermano "sugería" desde las conversaciones de las viejas guatonas mientras hacían pan amasado hasta la nómina de los futuros jueces de la Suprema. Mientras Ud. buscaba libertad con su control remoto yo me aseguraba que vieran, escucharan y sintieran lo que a mí se me antojaba y desde mí sofá apretaba los botones del teléfono para tener algo entretenido para las noticias de la noche. Hacía Zaping con Ud. ¿Cómo dejó de ser entretenido?. Bueno, ocurre que no es difícil aburrirse teniendo en la mano la varita mágica, ¿Y cómo los demás no se aburren?, es que los demás nunca han tenido la varita, sólo yo podía estar dentro y controlar. Quienes disputaban mi poder siempre criticaban ante el "Consejo" que a mi me gustaba mucho la farándula, que no es digno del jefe ensuciarse las manos. Me defendí siempre como gato de espaldas y logré que los viejos me renovaran la confianza con el gastado argumento de la televisión es el futuro, el poder y que sólo desde dentro, pareciendo uno de ellos podría comprenderla. ¿Para qué comprender si basta dominar? me replicaban mis adversarios: Para dominarla más cabalmente era mi respuesta.

Los viejos del consejo tenían una confianza ilimitada tanto en mí como en ellos mismos. Mi bajo perfil televisivo era visto como el anuncio de mi retirada táctica, el fin de mis jugarretas y un futuro próspero en el consejo. Me habían permitido esas insolencias porque había demostrado con creces mi jerarquía y por que mi pedigrí los obligaba a llamarme niño terrible en vez que cabro culiao. Disculpe señor que diga garabatos es que aún es placentero decirlos después de treinta años en la televisión. Bueno, donde iba, ah, si, los viejos me daban y daban hilo porque aunque tuviera toda la baraja ellos habían entregado los naipes marcados. Nunca recibí más que sus sonrisas pero había visto morir a tanta gente luego de haberles desobedecido que no era necesario ser adivino que hasta yo estaba en peligro. Pero fue luego de una infernal resaca que comprendí que o yo estaba muy viejo o que todos muy niños. Me encerré en el baño como de costumbre, desarmé una toalla higiénica y me inyecté gel sec como de costumbre, miré mis ojos y brillaban más azules que nunca, volví a la pista de baile y en su barra pedí un emulsionado doble babylee:

- Con hielo o sin...
- Seco - le respondí, mientra tosía.
- Seco le puede caer mal señor.
- Mira saco de huea. Cuando alguien pide un largo de aceite emulsionado tu debes servirlo y no preguntar huevadas. Si me das de elegir debes atenerte a tus consecuencias.
- Pero señor pregunté de volao que soy no más, si no le echo hielo capaz que...

Bastó una intensa mirada para que el joven me trajera en vaso con su frío contenido blanco, cortado en el fondo con tres cubos grandes de hielo seco. Lo miré a sus ojos, sentía más miedo que cuando me lo había violado a sus cortos - pero sensuales- nueve años. De un salto cambió el vaso por uno de emulsionado sin hielo. Tomé el contenido al seco, cerrando un ojo le ordené que limpiara mis bigotes con un gran beso. Saltó la barra hacia mi lado y me dio su espalda, se bajó los pantalones esperando recibir su merecido vaso en el culo. Casi se desmaya cuando golpeé el vaso en la barra indicándole que no habría castigo, le di una propina lo que hizo que la música se detuviera, la nueva modelo del venga conmigo se sacó la verga de burro que había estado chupando. Los locos bajitos aprovecharon el descalabro y comenzaron a vestirse. Kike Morandé, dejó por un instante de jalar veneno para ratones y ordenó que le sacaran los grilletes a Jorge Hevia. Una cosa fue llevando a la otra y de pronto comenzó a parecerme extraña tal familia. Felipe Camiroaga -que se inyectaba hipoclorito- largó una risa estrepitosa que llevó a los presentes a considerar broma, mi mejor broma, el haberle dado propina al barman. Pero la música no volvió a detenerse sino dos meses después. Seguí tomando altas dosis de emulsionado sec y toallas higiénicas. Lo hacía en privado, me cuidaba de traer en una petaca de plata el tan preciado tesoro y lo tomaba cuando mis amantes me daban la espalda o las luces a una nueva estrella. Cuando llegué con la gran idea de fusionar todos los canales por un día - como en la teletón- para celebrar el año nuevo, aún me creían tanto que las trabas que pusieron sólo fueron burocráticas. La Cocacola pagó su publicidad televisiva más millonaria de toda latinoamérica y con mi contador nos aseguramos que cada uno de los conductores e invitados ganara el doble que en sus canales de origen. Transmitimos en el canal 3 desde las dos de la tarde del 31 y la idea era continuar durante veinticuatro horas. Los actores, escenógrafos, coreógrafos, vestuaristas, animadores, celebridades varias habían echo la cimarra de sus canales de origen. En un principio como era previsto, los directores de las estaciones me mandaron flores, besos, felicitaciones y luego ramos de ortigas. Pero a las siete de la tarde ya estaban sentados participando del Gran Viva el Lunes Todo TV veinticuatro horas y yo como la voz en off más encendida de la TV Mundial. Manejaba desde mi pequeña oficina las cámaras, los micrófonos y a los garzones que no dejaban de servir en frondosos vasos de ácido muriático, hipoclorito, cutex, quix ollas y sartenes, bueno un gran coctel líquido y sólido, durante los compactos y las propagandas de cocacola. La algarabía era tal como en los mejores momentos de un canal pero multiplicado por cuatro. A las once y media cualquier televidente podía preguntarse como Jorge Hevia y Paulina Nin se mantenían frescos como una lechuga luego de más quince horas de reírse tirar tallas y dar consejos a la opinión pública sobre el tránsito, las compras, cómo vestirse y peinarse. Pero esa pregunta podría haberse hecho en cualquier teletón o en cualquier estelar, la diferencia es que el zapping no permitía comparar haciendo el jolgorio demasiado evidente. Don Francisco regaló dos automóviles, que obviamente no eran de él, y Vodánovic se disfrazó por un rato del Chacal de la trompeta. Nelson Avila y el cura Errazuriz ganaban cámara mirándole su entrepierna depilada a la Cecilia Boloco, el primero de envidia y el segundo con una promitente erección que traslucía su sotana. Los bufones oficiales, ante tanta competencia, tonteaban al punto de arriesgar sus vidas: Felipe Izquierdo se tiró de la Torre Entel cayendo en una bacinica que habían llenado los hermanos Larraín, luego que los periodistas de los matinales se batieran a duelo con los del espectáculo jugando al pillarse en pleno centro de Santiago. Las mujeres para lucir cada vez se sacaban más ropa y el aire en el estudio era caldeado, chillón y sobrecargado: Un Éxito. Cuando a las once y media se llegó al raiting cien, ya se llegaba a la borrachera mil que se escondía con los dos container de cocaína que ya se habían jalado. Todo era una fiesta, editar el programa sobre la marcha se había convertido en una odisea, viéndose tetas, potos y picos en primeros planos con mayor frecuencia y escuchándose algunos jadeos sin que pudiera hacer nada en contra de ello.

Mi último Emulsionado sec y lo que todos Uds. vieron. Dejé de editar y me contenté con un primer plano mientras llamaba a comerciales. Nunca di el pase de vuelta de los avisos publicitarios, los doscientos invitados y 43 animadores en su paroxismo aceptaban mi respuesta de problemas técnicos y caída del satélite.

Gracias a esa gran gesta patriótica todos Uds. pudieron ver a su presidente inyectándose Tanax y a la primera dama besándose apasionadamente con Margot Kall en vivo y en directo durante treinta minutos de transmisiones indiscretas.

Se imaginarán que cuando el regimiento Buin cortó la Luz de los estudios y le explicó a gritos y culatazos lo que pasaba yo ya viajaba en mi helicóptero rumbo a Mendoza donde hoy me encuentro.

Gracias a telefonazos y cartas electrónicas, supe que la "Junta" se constituyó ese mismo día y resolvió que los medios harían cuenta que nada de eso había sucedido y que al otro día habría matinal, el Domingo Chile Tu Day y el Lunes Viva El Lunes, como si nada. Es por eso que hasta hoy trato que todos Uds. se informe de aquello que vieron, escucharon y sintieron por mediahora. Si te llega ésta carta por lo menos admítelo como posibilidad.

2 comentarios:

Connie Tapia M. dijo...

lo acabo de imprimir, esta noche en la tranquilidad de mi hogar lo leere, ahi te hago un comentario mas extenso, o te lo digo personalmente

un abrazo

Connie Tapia M. dijo...

ya lo lei al fin... me encanto, hay muchas cosas que las pienso igual, que tu las escribes muy bien, me gusta este tipo de escritos, donde se critica la basura de nuestra sociedad, la hipocrecia, las personas vacias etc..

te dejo un beso

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