pestañas

Bastará un tenue fulgor para iluminar las tinieblas.

Volver al Inicio

Aumentar Reducir

Tamaño de Letra

Entradas Antiguas

jueves, 15 de julio de 2010

Malas noticias y una gran sonrisa.

Por Ariel Zúñiga Núñez



Los resultados de la encuesta CASEN enfrentaron a la clase dirigente de nuestro país a un espejo irresistible de eludir.

Chile es un país de pobres, miserables, en que vive una gran cantidad de millonarios y yacen colosales recursos naturales.

Sebastián Piñera convocó a una cadena nacional de radio y televisión para dirigirse al país. La mayoría pensó que continuaría su errada táctica de culpar de todo a la administración anterior.

El presidente, o el presimiente como algunos le llaman, ocupó diez minutos para decir muy poco. La mayoría de los espectadores sólo retuvo su frase, paradigma de su populismo y precaria espesura intelectual, “arriba los corazones”.

Un llamado desesperado al optimismo en momentos que somos acosados por sólo malas noticias.

Piñera dijo algo más, mientras hipnotizaba con su jopo y corbata fosforescente, afirmó que los programas “sociales” serían reevaluados sin excepción y que el próximo año sólo existirían subsidios a quienes cumplan “ciertas condiciones” como estudiar o trabajar.

Esto pareciera sensato pero las grandes empresas, que pagan menos impuestos que cualquier chilenos, además reciben cuantiosos subsidios, a ninguna de ellas se las obliga a contraprestaciones o al respeto de reglas adicionales a las generales.

En segundo lugar, los gobiernos neoconservadores, en especial los anglosajones, promovieron este tipo de políticas desde los ochenta produciendo polos de pobreza y marginalidad en primer mundo. Por ejemplo, Inglaterra tiene el mayor índice de embarazos adolescentes de toda Europa; su indigencia sólo es comparable a la de los EEUU.

La pobreza no se resuelve con subsidios directos ni tampoco con un crecimiento económico, sino que con un desarrollo socioeconómico equitativo.

Las prestaciones a los más pobres sólo son paliativos. Los gobiernos de la concertación se limitaron a gestionar a los míseros, conservar a la mitad del país en la mendicancia fiscal fue su propósito, tanto por su culpógeno socialismo latente en sus políticas capitalistas como por los réditos clientelares que tal proceder les procuró.

Piñera quiere, argucias mediante, suprimir o reducir drásticamente estos subsidios sin tampoco atacar la situación de postración en la que se encuentra el país.

La única posibilidad de que Chile salga alguna vez de la miseria es invertir ingentes recursos en educación. No hablo de duplicar su presupuesto sino de quizá multiplicarlo por diez. Precisamos de laboratorios, de educadores de primer nivel, de una universidad pública que forme a profesores para dichos planteles, de profesores extranjeros que suplan el déficit transitorio y que se les pague en divisisas para evitar la inflación, de disminución de alumnos por sala, un pago digno a los profesores, etc. De universidades e institutos públicos dedicados a formar científicos y técnicos de alto nivel.

La educación tal cual está, asegura que la ignorancia y la estulticia será generalizada en el país por siempre, y peor, también la pobreza.

La pregunta que se hacen muchos es de dónde diablos Chile, un país “pobre” podría costear tamaña inversión de la cual no se verán frutos en una generación y quizá más.

La respuesta está en nuestros recursos naturales, en especial los minerales, que hoy dejamos que los usurpen empresas transnacionales a pesar que la Constitución prescribe expresamente que son nuestros.

Sólo hoy las grandes mineras se llevaron gratis 60 millones de dólares sólo en cobre, esto no considera la depredación acuífera, energética y ambiental, tampoco lo que se llevan en oro, litio, molibdeno, hierro, etc. Las grandes mineras transnacionales se llevan cada año el valor completo de la reconstrucción por el terremoto y eso nos cuesta dinero pues no indemnizan los daños que originan con su producción. Y es dinero que no regresará pues son recursos no renovables.

Chile no es un país pobre, ya lo dije, es un país en que el ochenta por ciento de su población somos pobres y en la cual viven muchos millonarios, y con un territorio en que yacen recursos minerales, alimenticios, energéticos y estratégicos que de ser bien administrados harían del país el más rico del continente. Su valor total es aún mayor al del petroleo de Venezuela.

Lo que ocurre en nuestro país es como si una familia rica dejara que su hija se prostituyera por comida.

El país está en la miseria y la propuesta es aumentar la limosna (oposición) o mezquinarla (gobierno). No existe una estrategia de desarrollo; la mínima dignidad de exigir el respeto por nuestra soberanía, haciendo que las transnacionales paguen por lo que extraen, es un anatema.









Deje su Comentario Acerca del Blog

0 comentarios:

Publicar un comentario

Deje su comentario o sugerencia, aunque no sea una crítica. A veces basta un saludo.
Vea los comentarios anteriores.

Otras Webs

Banner Fesal

Contador de visitas

Seguidores