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jueves, 14 de octubre de 2010

Por Liz Balut.
Ilustración principal de Fiestoforo.

Escribo esta nota que nació como respuesta en un enlace, porque me interesa resaltar el carácter político de un hecho en el que la mayoría insiste en rescatar un gesto humanitario.

Si no me equivoco, lo que sugiere la mayoría es festejar el milagro de la vida, que una vez más se manifestó en la supervivencia de los mineros. Si es así, diría que el milagro de la vida se manifiesta millones de veces a diario, pero solo se hacen públicos y notorios algunos de ellos. Particularmente, y como política personal, descreo de todo lo que sea mediático, por motivos que no puedo explicar en este enlace; y la rabiosa mediatización del muy oportuno rescate de los mineros, hace que celebre con toda mi alma y en silencio la vida de cada uno de ellos, a los que no conozco ni necesito conocer, pero que me niegue en modo terminante a participar en forma pública y mediática de lo que ha sido explotado políticamente.

Definitivamente, me niego a sobrevalorar la vida de los mineros por encima de la vida de los comuneros mapuche. Y no soy yo quien inventó esta contraposición, fue el propio Piñera que usó a los mineros para tapar la Huelga de hambre Mapuche, la que logró romper el cerco de silencio al que fue condenada, gracias a la participación de todos los que usaron los medios alternativos al vil aparato mediático.

Aparato tan infame, que pasa por alto el hecho de que si los mineros están enterrados no se debe a otro motivo que a las condiciones esclavistas e inhumanas del trabajo que realizan, con el cual se enriquecen la empresa y los pocos que negocian con ella, entre los que se cuenta la clase política.

Así nos vemos agradeciendo al verdugo la desinfección del hacha.

Entonces, este pequeño e inoportuno escupitajo en la sopa festiva popular e internacional, se debe a que quiero señalar el carácter absolutamente político del festejo que se pretende humanitario y que no es mas que otra infame manipulación mediática para distraer con trillado sentimentalismo.

Nota de Ariel Zúñiga:

Según estadísticas conservadoras mueren tres obreros al día en faenas asalariadas y muchos más trabajadores a cuenta propia. En un mes normal mueren más del doble de los rescatados en San José a un costo-inversión de un millón de dólares por cada uno. La vida de un obrero no vale nada, Piñera invirtió plata, que además en nuestra, no por su respeto a la vida sino por salvarse a él y a su gobierno. El consejo minero invirtió para tapar el escándalo de la invariabilidad tributaria. A veces el camino al cielo está plagado de malas intenciones, he aquí un ejemplo ejemplar, bien por los mineros que se dieron por perdidos al primer cálculo beneficio hecho por el propio Golborne. Cuando llegó Piñera de Colombia le dijo que esto era muy rentable si ganaban y apostó. La concertación los deja enterrados pues sólo comen sandías caladas.
Se juntó el hambre y las ganas para comer y hoy los 33 viven. Aquellos que expolian al país y esclavizan legalizadamente al pueblo se muestran como héroes y al día mueren muchos silenciosamente porque sus sacrificios no sirven para el guión de un espectáculo de nivel mundial.




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