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martes, 3 de marzo de 2015

Una explicación necesaria.

Por Ariel Zúñiga Núñez.



El miércoles 25 tomamos el control de un inmueble de casi 900 metros cuadrados perteneciente a la FACH que está ubicado en la calle Cármen sin número de la ciudad de Peumo, región de O'higgins, a sesenta kilómetros al sur oeste de Rancagua.
Nos motiva el instalar un consultorio médico, jurídico y psicológico que pueda acercar nuestros conocimientos a la comunidad de la que formamos parte. El tamaño del inmueble nos permitirá usarlo también como centro comunitario y cultural.
Como todos sabemos la medicina, psicología y el derecho son mercancías escasas y el capital especula con su carencia porque así puede deprivar de las condiciones básicas para tener una existencia plena al proletariado, dejándolo cautivo de la industria médica, farmacológica, ideológica y jurídica.
Si las condiciones de salud médica son deficitarias lo es aún más la salud mental y la tutela judicial efectiva de los derechos de los más desposeídos. En el caso de la medicina el Estado cumple con brindar salud primaria y de urgencia sin embargo no asegura una atención de salud mental o jurídica que sea respetuosa de los derechos que el estado dice respetar y garantir. En cualquier caso el Estado procura que la asistencia médica, psicológica y jurídica sea compatible, para no decir funcional, con la explotación capitalista, la industria farmacológica y clínica, los intereses de los terratenientes y los macrocapitalistas nacionales e internacionales.
Creemos que es posible cooperativizar y mutualizar estas actividades como se hizo en antaño, buscando alianza con la comunidad en vez que auspicios o dineros públicos que se entregan condicionados al silencio y la obsecuencia.
Gran parte de los problemas médicos están causados por la especulación que realiza la industria médica y farmacológica de la cual hoy las universidades y el sistema público de salud no son más que un apéndice. Mediante campañas publicitarias de insegurización se induce a la población a consumir productos médicos olvidando que el rol del facultativo es brindar alivio, proteger la vida y ser un nodo más de una red más compleja llamada sociedad. Se busca instalar y o mantener el mito del Diostor quien aparece detrás de un biombo con su delantal blanco presto a atender al paciente tal cual un mecánico de un taller de autos de lujos, prescribiendo exámenes y medicamentos mientras sostiene una charla frívola y distante. Este concepto olvida que el “paciente” es el protagonista de todo proceso de sanación; y que un proceso de sanación es algo mucho más complejo que el aplacar un síntoma con un fármaco, o encontrar la falla mecánica en el organismo.
Por otra parte los abogados buscan enfrascarse en intrincados conflictos en vez que resolverlos. La resolución alternativa de conflictos no es funcional a la industria de la litigación y esto hace que muchos problemas queden en suspenso perpetuo. En Chile no existe justicia para los pobres.
Ante una justicia y salud de clases nos hemos puesto a la tarea de dar la batalla conforme a nuestras modestas posibilidades, en procura de obtener un sistema sustentable que acerque los conocimientos que disponemos a la comunidad y que esta nos permita superar las evidentes limitaciones de la técnica médica, psicológica y jurídica vigentes.
Para cumplir este cometido ingresamos a un inmueble que se encuentra abandonado hace más de cinco años en pleno centro de esta ciudad, al lado del municipio, carabineros y gendarmería, y que pertenece a la Fuerza Aérea de Chile (FACH). Este edificio fue un comedor comunitario construido con el esfuerzo de los vecinos de Peumo hasta que CONAPRAN, fundación de beneficencia de la FACH, se los usurpara. Hoy lo tienen a la venta con el objeto de lucrar, todos sabemos que una organización de beneficencia es una organización sin fines de lucro y que al igual que a las universidades les está vedado percibir utilidades.
Es por lo anterior que confiamos en la sensatez de quienes figuran como dueños de un bien que le pertenece a la comunidad de Peumo y que opten por ahorrarse el bochorno de que saquemos a la luz pública las malas prácticas de su organización benéfica.
Llamamos a la comunidad de Peumo a colaborar con sus manos para habilitar este edificio, y a todos quienes quieran ayudar, independiente de donde vivan, a colaborar con dinero o con implementos médicos para comenzar a realizar nuestra misión lo antes posible.
Más información en el teléfono 5 765 78 99
Las donaciones en dinero las puede realizar en:
Cuenta Corriente Banco de Chile Nº 225-13274-05 a nombre de Ignacio Muñoz Ramirez, RUT 10.893-472-7
Desde el extranjero pueden transferir en dólares vía Pay pal sólo utilizando el siguiente correo:
nefastocl@gmail.com (no pide más datos)
La casa de salud Celia Ibarra de Peumo es una acción colectiva realizada por Casas de Salud y Proyecto Kombi, con la colaboración de Radio Aukán de San Fernando y Cordones Audiovisuales.
Fotos gentileza de Priscila Sierralta y Christian Palominos.









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