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miércoles, 28 de febrero de 2007


En momentos así es difícil separar la historia de la historieta. Y es que la rabia producida por empujones y eternas horas de espera, se acentúan con las explicaciones técnicas del porqué esto o aquello.

El Chileno que manda es indolente con los intelectuales. Le parecen una tropa de afeminados y buenos para nada. Pero estos “hombres de acción” son los principales teóricos metafísicos que hayan existido: La validez de sus planes siempre funcionan solo en sus modelos teóricos, e insisten en ellos pese a que la realidad los refute una y otra vez.

Excusas habrán muchas, lo único cierto es la disminución de la ya disminuida calidad de vida de todos los Santiaguinos.

Los Periodistas, Abogados y Médicos, constantemente son interpelados por su ineptitud, sorprende que los Ingenieros se hayan librado una y otra vez del escarnio público.

Puentes que se caen, carreteras subdimensionadas, anuncios de tasas de crecimiento del cinco por ciento, etc. En éste contexto quien puede afirmar que en el próximo terremoto quedaran en pié los modernos edificios planificados por nuestros honrosos Ingenieros.

Pero una crítica así no solo es exagerada sino que infundada. Hay que preguntarse quién contrata a los Ingenieros y para qué. Hay que preguntarse quién se enriqueció porqué se construyera la línea 5 del metro en siete kilómetros de sitios eriazos en vez que por dónde se necesitaba, es preciso preguntar quién era el dueño de esos terrenos y quien supo un par de meses antes aquel trazado. Casos como ese son todos, cada vez que el Gobierno le confecciona un traje a la medida a sus Empresarios.

Con el Transantiasco hay que preguntarse quienes son los beneficiados por el nuevo sistema de transporte ya que está claro que todos los santiaguinos que se transportan en el sistema público y no pueden acceder al privado están perjudicados.

Se benefician los administradores financieros ya que el sistema obliga a tener en depósito una cantidad de dinero en las tarjetas bip, dinero que para el usuario no le reporta ningún interés ni reajuste.

Se benefician los consorcios brasileros y suecos, culpables de buses de peor calidad que los que antes traían y de un mayor costo.

Se beneficia el gremio importador de vehículos, y los financistas de estos, ya que cualquier chileno prefiere un mal auto que un troncal. La menor cantidad de buses, además, descongestiona las calles e incita a ocupar vehículos particulares.

Se beneficia el gobierno ya que elimina la mafia ilegal de los microbuseros transformándola en la mafia oficial de los empresarios.

Se benefician aquellos que aún no sabemos y que son los que se llevan la mejor parte de la torta que dejamos de comer nosotros.

Es fácil caer en argumentos conservadores cuando las cosas cambian. Por eso es bueno explicar que no todo cambio es bueno, que solo lo es si esto significa un avance. Pero de qué avance estamos hablando si se implementa un cambio olvidando los históricos circuitos de los usuarios configurados por décadas de un transporte público anárquico. Si sacrificamos la estoica comodidad a la que estábamos acostumbrados, si permitimos que se improvise en algo tan crucial como el tiempo que disponemos.

No se trata de que los chilenos le cueste enfrentar los cambios, quien piense esto vea como utilizamos el Metro y los teléfonos celulares. Se trata de que la frecuencia prometida no se respeta, que los buses prometidos no coinciden con los que circulan, que a los buses cuncuna se les desconectaron todos sus sensores para soportar los golpes de los “eventos”, que los GPS y el aire acondicionado son solamente un abuso de publicidad, que las estaciones de intercambio no existen, que los buses no circulan en la noche, etc.

Hasta el momento lo único que ha cumplido el Transantiasco es aquello que menos importaba: El cambio de todos los recorridos.

Vendrán los sicarios intelectuales del gobierno a decir que estamos todos equivocados ya que sus Ingenieros le insisten que los cálculos son correctos.

¿Será un problema de la Ingeniería Nacional?, en Alemania no ocurren estas cosas.

¿Será un problema de la ciudadanía que no se organiza para protestar?

Es doloroso cada vez que los esclavos protestan por menos azotes, lo deseable es que se rebelen, maten a los esclavistas y ejerciten su libertad. Pero no cabe duda que la evidencia del fracaso del Transantiasco, y el real sufrimiento causado a cada Santiaguino pobre, puede transformarse en un combustible de movilizaciones masivas en las cuales aflore el odio soterrado de cada chileno pobre en contra de la explotación encubierta por explicaciones técnicas.

Marzo será un mes violento en Santiago y si eso no ocurre… quiere decir que los Ingenieros tenían razón, que solo se necesitaba que los Santiaguinos se acostumbraran a demorarse el doble en sus rutinarios traslados.

1 comentarios:

el mismo dijo...

Qué lamentable darse cuenta, meses después, que tenías toda la razón en lo último que planteaste: al final nos terminamos acostumbrando al Transantiago, como acostumbrados ya estábamos al otro sistema, que en términos generales, mejor que éste no era, ni peor; de la misma manera que acostumbrados estamos ya a todos los demás abusos, porque, hay que decirlo, los chilenos, o quizás exagero, los santiaguinos, somos unos pusilánimes.

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