Bastará un tenue fulgor para iluminar las tinieblas.
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Diez años de Seguridad Ciudadana en Chile.
Trabajo Publicado en el libro de ponencias del Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS) Arequipa, Perú, Noviembre de 2004.
Hace diez años emerge tanto el término como el conflicto “Seguridad Ciudadana” en Chile. Distintos especialistas, desde distintas disciplinas y perspectivas han intentado indagar sobre él: Incluso se crearon centros especializados para su estudio tanto gubernamentales como privados. A diez años subsisten las interrogantes originales, y subsiste el conflicto. El presente trabajo es un analisis crítico desde el Derecho a los estudios desarrollados en los últimos diez años en Chile sobre seguridad ciudadana. El carácter constitutivo de la norma penal de la transgresión delictual, la imposibilidad de ampliar las figuras penales o construirlas en blanco sin transformar la constitución misma de la legalidad de nuestro país, la imposibilidad de registrar el hecho delictivo por medio distinto a las estadísticas judiciales mientras rija un estado de derecho y el rol de los derechos humanos como límite e inspiración de las políticas investigativas y del operar de los investigadores sociales, constituyen el marco conceptual desde donde se revisa el producto de la investigación en ciencias sociales en Chile sobre Seguridad Ciudadana desde 1992 hasta el año 2002.
NOTA: las categorías de análisis serán las siguientes.
Estudios: Entenderé por estudios a trabajos expresados en textos que construyen los expertos de un tópico para discutir con otros expertos1.
Seguridad Ciudadana: Lo que los expertos han dicho que es.
Chile: Solo consideraré los estudios publicados dentro del territorio de país. Las publicaciones electrónicas serán consideradas tales por ser parte de un dominio .cl.
Derecho: Conjunto de conocimientos derivados del estudio de las normas jurídicas.
Introducción.
El imperio Romano, pese a la posición política del historiador, no cayó producto de un conflicto específico, no fue arrasado por los bárbaros que intentaban ingresar a la civilización. La radical transformación del Imperio Romano en un sistema feudal, lo que conocemos como Edad Media, fue producto de causas estructurales de antigua data proporcionales a la envergadura de tal imperio. No fueron los Hunos, sino que la imposibilidad económica de defender por sí mismos sus vastas fronteras, ni fueron los gobernantes corruptos sino que la moral Romana, o Religión Civil Romana, no mantenía en comunión a sus habitantes y en especial a su clase dirigente.
Hace bastante Roma había dejado de ser un pueblo integrado, era una sociedad muy conflictiva aunque dentro de ella solo contemos a los considerados ciudadanos de primera clase. La sociedad predicaba una moral que no era la que se practicaba ni arriba ni abajo del imperio. Del romanismo se pasó al individualismo que trajo como resultado una reacción ultra conservadora que derivó en lo que hoy conocemos como Iglesia Católica Apostólica y Romana.
Lo que posibilito la radical transformación del imperio Romano en los vestigios que ha nosotros le son familiares, no fue la acción descoordinada de individuos disidentes de su legislación que actuaban dentro y fuera de Roma, ni la ausencia de medidas políticas para reprimirlos. Fue el resultado de una maduración de procesos del todo inmanejables e incomprensibles por los bárbaros.
Tanto en Roma como hoy, la diferencia entre ser el criminal más buscado, un héroe o un gobernante es solo temporal y contingente. Los franceses no se tomaron la bastilla ni los bolcheviques el palacio de invierno concientes de las consecuencias de sus actos, en esos momentos eran tan solo unos delincuentes. Su éxito derivó de la imposibilidad de reprimir o evitar , por los gobernantes, tales hechos delictivos.
No es fácil admitir la contingencia de nuestro mundo, de nuestra forzosa forma de vida. Pero llegarán historiadores a saber la causa de nuestra estruendosa caída, llegarán arqueólogos a Nueva York, a examinar sus ruinas. Discutirán si fue el clima arruinado a consecuencia de la contaminación, si la particular economía, o la imposibilidad de integrar siquiera a sus clases altas en un proyecto conjunto de vida a mediano plazo, es decir, un problema religioso. Quizá como hoy, preferirá la mayoría asignarle una responsabilidad a cada una de estas causas. Examinarán los esfuerzos neoconservadores y lo explicarán como un intento desesperado por mantener un statu quo en medio del caos.
Me parece difícil, aunque no tenga forma de comprobarlo, que sea tomada en cuenta una posición que diga que el sistema mundo actual fue aniquilado por un enemigo interno que no pudo ser derrotado llamado en conjunto Delincuencia. Sería bien osado que un historiador diga que el sistema actual tuvo una radical transformación producto de la Inseguridad Ciudadana.
Creo que este exordio es necesario para establecer las verdaderas dimensiones del problema denominado inseguridad ciudadana. Ni la delincuencia, ni la violencia, ni la represión de ésta son los temas prioritarios de nuestra sociedad en crisis. Son los síntomas de esa crisis y son las muertes que vemos a cotidiano. Solamente eso.
Muy Lejos de Roma.
Desde 1992 distintos organismos se han abocado exclusivamente al estudio de la Seguridad Ciudadana en Chile:
Fundación Paz Ciudadana
Corporación Ciudadanía y Justicia
Centro de Estudios sobre la Seguridad Ciudadana de la Universidad de Chile
Otras instituciones han realizado diversas investigaciones al respecto:
PNUD
Universidad Diego Portales
Instituto Libertad y Desarrollo
Universidad Jesuita Alberto Hurtado
SUR Profesionales
VICSO
Pese a la cantidad de instituciones y recursos involucrados la producción académica ha sido bastante escasa y de escasa relevancia en el discurso público. La única respuesta que ha contado con un alcance mediático fue la ocasionada producto de la publicación de la investigación periodística “La Guerra y la Paz Ciudadana” de Marcela Ramos y Juan Guzmán (2000)
El término es instalado como una forma de hablar de la delincuencia en un sentido amplio2, luego del secuestro del hijo del dueño del Mercurio (1991), el periódico más influyente de Chile pese a su escaso tiraje. Se crea una Fundación, Paz Ciudadana, destinada al estudio sobre el tema. La preocupación sobre la Colombianización de Chile, que los secuestros proliferaran y fueran utilizados por grupos armados paraestatales, hay que evitar la delincuencia como un todo fortaleciendo la Seguridad Ciudadana. Esto se tradujo en una campaña publicitaria destinada a sensibilizar al público, debido a su temática esto significó sembrar el miedo. Su primera publicación data del año 1994 y consiste en la trnascripción de un seminario en conjunto con el Instituto Libertad y Desarrollo y las principales empresas estadounidenses dedicadas a la administración de cárceles privadas realizado en 1993.
Fue la seguridad ciudadana durante los primeros años de los gobiernos de la Concertación, el tema prioritario. Con ella se fundamentaron desde la reforma al sistema de procedimiento penal, la reforma policial, hasta la creación de clubes deportivos. Sin embargo, recién en 1998, se publican las primeras investigaciones académicas sobre el fenómeno.
Entonces hablar de 10 años de seguridad ciudadana no refiere a años de investigación en el tema sino que en primer lugar a la ejecución de políticas públicas durante seis años prescindiendo de la academia y luego de cuatro años de apresuradas investigaciones que hasta el día de hoy no nos dejan claro algo tan elemental como su objeto de estudio: ¿Qué es la Seguridad Ciudadana?
Cual ha sido el producto de las investigaciones.
El término seguridad ciudadana no consiste en un aporte criollo, desde luego existen investigaciones internacionales que utilizan el término que luego es importado a nuestro país. El primer texto chileno en emplear el término es el de Jorge Mera “Seguridad Ciudadana, Violencia y Delincuencia” de 1992. Mera, a diferencia de los investigadores posteriores, da un concepto sobre seguridad ciudadana
“La seguridad (ciudadana). está referida a la razonable expectativa de preservar y conservar los valores más estimables, tales como la vida, la libertad personal, la integridad personal, la libertad sexual”.
Este concepto le permite distinguir entre seguridad objetiva (el riesgo) y subjetiva (el miedo).
Esta difundida costumbre de definir el objeto de estudio sin embargo no prospera en la academia nacional en lo sucesivo al hablar de seguridad ciudadana salvo contadas excepciones, entre las que se cuenta el informe del PNUD del año 1998.
Tal omisión lejos de ser un detalle metodológico es consecuencia de una cuestión epistemológica y teleológica: Porqué se investiga el tema y para qué.
Desde luego este tema más que complejo es extenso y amerita una investigación profunda de cada caso pero podemos establecer algunas hipótesis para trabajos sucesivos:
Ya que todos ven objetos voladores no identificados investiguémoslos: Al estar instalado el problema la comunidad científica debe dar respuestas. Es inquirida y debe optar en negar el sentido común, arriesgándose a tener que defender lo contra evidente en los treinta segundos de una cuña periodística o asumir un pack de falsedades asistemáticas y sistematizarlas.
Ya que los gringos hablan de Seguridad Ciudadana nosotros también: La utilización del término en publicaciones primer mundistas es indicativo de nuestro atraso. Carecemos del tiempo y recursos, debido a nuestro atraso, para verificar los fundamentos de las investigaciones foráneas. Sólo podemos acceder a las reseñas de los productos de tales investigaciones. Desde luego si no tenemos recursos para informarnos del “estado del arte”, menos lo tenemos para construir nuestros propios conceptos.
Porque no es necesario probar ya que al decir de los tribunales “es un hecho público y notorio” es que han existido recursos para investigar sobre la seguridad ciudadana, más bien, para investigar la influencia de los medios de comunicación en la inseguridad ciudadana, la prevención del delito como fortalecimiento de la seguridad ciudadana y otros objetos específicos que suponen la pertinencia del término y la impertinencia de conceptuarlo.
Habiendo dinero no nos vamos a preocupar de sutilezas metodológicas y epistemológicas, la academia es una actividad remunerada como cualquiera, con un ejército de reserva mayor que en cualquier empleo, y con una flexibilidad horaria y de esfuerzo inusitada. Es un empleo digno de cuidar como cualquiera e incluso más que cualquiera. Y como actividad remunerada también es una actividad jerárquica, por ende, pauteada y cercenada por los editores correspondientes y en último caso, por los financistas.
Entonces, los resultados de las investigaciones sobre la seguridad ciudadana no nos aportan sobre su objeto de estudio, ni sobre sus investigadores, sino que sobre los empleadores de éstos, ¿Quiénes financian las investigaciones sobre seguridad ciudadana y para qué?
El autor de las maravillas arquitectónicas, y de la mayor de las artísticas y científicas ha sido el Príncipe. El primero de los hombres, o alguno de los primeros de los hombres. Actividades que requieren tiempo y esfuerzo, aunque sea de una sola persona, precisan de recursos. Hoy son muy pocos científicos y artistas que producen para sí. Son las grandes empresas gubernamentales y no gubernamentales las que financian a la mayoría. Correlativo a ello son los motivos dictados o pauteados los que se expresan en la tela, la cinta o el papel.
Y la ciencia ¿acaso se encuentra más allá de estas determinaciones económicas?
Desde luego que no, y los estudios sobre seguridad ciudadana tampoco. Quienes han financiado los estudios de seguridad ciudadana en Chile ha sido el Gobierno principalmente, el empresariado mediante sus voceros Paz Ciudadana y Libertad y Desarrollo, y las Naciones Unidas (PNUD). De ese panorama solo se escapan la investigación periodística “La Guerra y la Paz Ciudadana” y las producidas en el marco del Grupo de Discusión y Estudios Sobre la Violencia y el Control Social que Abreviaremos VICSO3.
Pese a ser una investigación que como costo solo requiere especialistas (y la verdad sea dicha, no ha sido una costumbre que sean especialistas) las universidades no han colaborado en absoluto ya que ellas no sólo deben conseguir de forma externa los recursos para investigar sino que además ellas utilizan a la investigación (aquellas universidades que investigan) como un mecanismo de captación de recursos; no sólo deben investigar lo financiable sino que cada investigación debe generar excedentes. Las investigaciones destinadas a desvestir al príncipe o sólo subirle la falda se encuentran claramente sancionadas.
Teniendo presente que las investigaciones sobre seguridad ciudadana han sido escritas por el príncipe, analicemos el producto al cual han arribado.
¿Qué es la seguridad ciudadana?
Habrían dos formas de comprender la seguridad. La primera la visión conservadora de Mera, preservación de los bienes jurídicos, y la visión amplia del PNUD:
“Entenderemos por “Seguridad Humana”, en un sentido objetivo, que cada persona disponga de mecanismos, redes o vínculos que le permitan aprovechar las oportunidades sociales, manteniendo cursos de acción estables, protegida de las amenazas sociales por la vía de la disposición de mecanismos reparadores de los cursos de acción súbitamente interrumpidos. En un sentido subjetivo, la Seguridad Humana se refiere a la evaluación que las personas hacen respecto de la existencia y eficacia de los mecanismos de seguridad de que disponen y que sedimenta en un particular estado psicológico.”
El concepto de Mera nos señala que una persona está segura en la medida que su estado actual de contingencias se mantenga, en cambio la del PNUD nos señala que la seguridad también implica la obtención de cobertura no sólo la mantención de la misma.
Pero porqué se habla de seguridad ciudadana en vez que seguridad, o de seguridad humana:
“Típicamente se han diferenciado tres tipos de seguridad frente a los que los Estados modernos deben asumir y establecer competencias: la seguridad externa, la seguridad interna o pública y la seguridad ciudadana.
La seguridad externa constituye la primera y más antigua instancia que debió resguardar el Estado, vinculándose a la defensa de la soberanía territorial de la nación de posibles fuentes de amenaza provenientes desde el exterior. En esta esfera son las Fuerzas Armadas de un país las instituciones en que recae dicha responsabilidad. La seguridad interna o pública, en tanto, se refiere a la necesidad de mantener el orden público y el imperio de las leyes en el territorio de un Estado - Nación y su cumplimiento ha sido habitualmente encargado a las fuerzas policiales en la mayor parte de las democracias modernas (Kinkaid y Gamarra, 1996).
La noción de seguridad ciudadana sin embargo tiene una menor tradición, constatándose una notable falta de claridad. Este concepto remite a la tradición de la idea de ciudadanía y, por lo tanto, a la capacidad de los ciudadanos como agentes activos, y no como una masa relativamente pasiva, que únicamente demanda seguridad de una instancia superior. Por otra parte, la mayor parte de las definiciones de seguridad ciudadana la vinculan con la seguridad pública. En esos términos la seguridad ciudadana comparte los principios bajo los cuales los Estados democráticos deben ejercer la seguridad interior, pero su diferencia específica deriva de los agentes involucrados, particularmente en este caso, las personas que ejercen derechos y tienen deberes ciudadanos”4
Así las cosas seguridad ciudadana es equivalente a seguridad humana.
Pero tal conceptuación nos lleva al siguiente atolladero: Ya que las “seguridades” son demandas hacia el Estado y la seguridad ciudadana es una seguridad pública en sentido amplio y ejercido por la sociedad asaltan dos dudas: ¿Qué es el estado? y ¿Qué es la sociedad civil o ciudadanía?
Quienes hablan de seguridad ciudadana asumen un concepto dualista de Estado y Sociedad. Equivalen Estado a Gobierno y Sociedad a un ente antagonista y controlador de su gobierno.
En segundo lugar y por vía indirecta, asumen el concepto de soberanía de los estados. No existe un solo Estado, ni múltiples Estados jerarquizados dependientes de uno sólo, sino que todos los “Estados” son independientes y equivalentes. La autoridad a resolver un problema es el Estado competente a un territorio y este actúa autárquicamente: el Estado es soberano y puede dictaminar la norma que le parezca en su territorio para sus ciudadanos.
Los únicos límites de los Estados los constituyen el fiel cumplimiento del Estado de Derecho, que es el estatuto por medio del cual gobierna y que lo erige en un mero representante de la sociedad civil, y el respeto a los derechos humanos esenciales del hombre que fueron pactados contractualmente5 con los demás estados equivalentes.
Es decir, quienes hablan de Seguridad Ciudadana asumen de principio a fin una forma de pensar el mundo llamada Liberalismo Político.
Esta forma de pensamiento nos indica que los Estados surgen de un pacto entre todos los miembros de una comunidad y así surge el Estado y la Sociedad Civil. El poder nace en el individuo y luego es delegado al Estado.
Esta visión alegórica en la sociedad en la cual pertenecemos nos parece risible pero sin embargo este mito creado por los que destruyeron el mito de Adán y Eva, es el único fundamento a lo que consideramos Estado de Derecho.
Un examen material del derecho lo ha efectuado aquel conjunto de conocimientos que podríamos denominar Criminología Crítica6. Al estudiar la aplicación de las normas jurídico penales nos ha señalado qué es el Derecho resultante en la práctica, a quién se aplica y porqué motivos. Todo ello es muy diverso a la novela ficción que constituyen los libros académicos para abogados.
Si las normas que se aplican no son las normas que están publicadas ¿qué poder tiene mi voto que solo puede obtener a un representante para crear normas?. Desde luego que toda la teoría liberal tropieza con no poder fundamentarse en la representatividad. Más deficiente aún se presenta cuando obtenemos que los representantes carecen del poder de decisión que se les adjudica.
¿Quién toma las decisiones?
Hay decisiones que son tomadas por cada uno de los obreros en una industria. Estas ejecuciones rutinarias en la empresa moderna son tan valoradas como las improvisaciones en momentos de cambio o flexibilidad en la toma de decisiones. Estos riesgos dependiendo del caso constituyen un ascenso o un despido.
Pero quienes construyen los marcos –estrechos o flexibles- en donde se mueven los obreros son los directores. Ellos, en estricto rigor legislan, es decir, dicen para abajo qué deben hacer las personas en caso de... Los dueños de las empresas (los principales accionistas) delegan todas las atribuciones derivadas de su poder salvo una, la avocación, es decir, la facultad de intervenir en cualquier eslabón de la cadena de mando subalterna con normas propias.
Estas facultades extraordinarias son ejercidas con la misma frecuencia en que se dan crisis producidas por directores que se alejan de los principios invisibles de los dueños. Desde luego que están los dueños de los dueños y esa jerarquía termina en algún punto. Quien más arriba esté más potencia de avocación tiene. Así como el director se puede avocar a las tareas del obrero, al obrero le queda seguir la pauta o hacer las maletas.
Y así, como una gran empresa, con una dirección central e infinitas sucursales y miles de millones de operarios funciona nuestro sistema mundo ¿Porqué razón creemos que como individuos (obreros) determinamos las decisiones de nuestros directores? Tenemos el derecho a huelga, y ellos el ejército de reserva.
La distinción entre Estados y Sociedad Civil por tanto no sólo contiene el fraude de la alegoría del pacto social sino que constituyen conceptos utilizados inercialmente, categorías de análisis completamente falsos que determinan la falsedad de los análisis resultantes.
En rigor seguridad ciudadana no es tan sólo un concepto vacío en sí mismo sino en tanto depende de otros conceptos vacíos.
La delincuencia:
Pero quizá me he excedido en críticas apriorísticas. Debería tal vez escuchar con más atención aquello que nos dicen los expertos. La seguridad ciudadana se vincula con la delincuencia, más bien, políticas de seguridad ciudadana son políticas de prevención de la delincuencia:
“1.¿POR QUÉ CRECE LA DELINCUENCIA URBANA?
Las causas de la delincuencia son múltiples. Las investigaciones han mostrado que no existe una causa única, sino una serie de causas interrelacionadas, las cuales pueden ser agrupadas en tres categorías principales: las causas sociales, las institucionales y las que se refieren al entorno urbano y físico.
1.1 Causas sociales
Las situaciones de exclusión social debidas a la cesantía o a la marginalización prolongada, al abandono escolar o al analfabetismo y a las modificaciones estructurales de la familia, parecen ser factores que se encuentran frecuentemente entre las causas sociales de la delincuencia. Ninguno de estos factores constituye por sí solo una explicación satisfactoria.
Cuando se habla de las carencias de la familia como factor causal de comportamientos antisociales, se refiere a la primera fuente de socialización, y no se entiende principalmente la ausencia de autoridad paternal, que sería una explicación simplificadora. Más bien, se alude al proceso de evolución de la familia en las últimas décadas y a las dificultades de ajuste a esta evolución.
En efecto, el modelo único de familia se ha ido diversificando desde hace medio siglo, pasando de unidad económica patriarcal con fuerte intromisión de la familia extendida, a un núcleo (la pareja) basado sobre una relación emocional en la que a menudo se separa sexualidad y reproducción. De ahí la multiplicidad de formas de relaciones "familiares": matrimonio clásico, familia monoparental, familia sin vínculo jurídico, familia de padres divorciados o separados, pareja homosexual. La tarea de los educadores varía en función de los modelos adoptados. Por otra parte, los núcleos familiares enfrentan escenarios variados, condicionados por el mercado de trabajo, los cambios sociales rápidos y las exigencias de educación de los hijos. Muchas familias o parejas de educadores no están preparadas para enfrentar estos cambios.
La violencia intrafamiliar es también una causa de la violencia de la calle. El cambio dentro de los controles sociales de la vecindad, en particular la ruptura del vínculo social en los barrios, constituye también un factor causal. Contrariamente a la creencia difundida, la pobreza no constituye una causa directa de la delincuencia.
1.2 Causas institucionales
La principal es la inadecuación del sistema de justicia penal (policía, justicia y cárceles) a la delincuencia urbana y a su crecimiento. Desde los años sesenta, las policías del mundo han privilegiado la lucha contra la gran criminalidad (homicidio, grandes robos) y el orden público, y han adoptado tecnologías y enfoques ligados a estos objetivos. En muchos países, por ejemplo, se ha abandonado la patrulla a pie o en bicicleta por el patrullaje motorizado sin objetivo preciso. Privilegiar la lucha contra la gran criminalidad ha provocado el alejamiento de la policía de los ciudadanos y la pérdida de confianza de la población.
Con respecto a la justicia, no está equipada para enfrentar el aumento del conjunto de pequeños delitos que entorpece la calidad de vida y que genera la percepción de inseguridad. La justicia es lenta, inadaptada a la resolución de conflictos urbanos, sobrecargada y arcaica en su modo de trabajo, además de que sus procedimientos y su lenguaje son inaccesibles a la mayoría. A menudo es considerada como demasiado tolerante por las fuerzas policiales y la opinión pública. Los casos que elucida la justicia son muy pocos y representan en general menos del 10 por ciento de los delitos urbanos (grande y pequeña delincuencia sumadas).
Por otra parte, las sanciones que impone son poco adecuadas a la pequeña delincuencia, porque las cárceles y las multas no constituyen instrumentos de rehabilitación y no pertenecen a la justicia restaurativa. Además, la ineficiencia de la justicia y la impunidad frente a delitos como el lavado de dinero, el crimen organizado, la participación en actividades mafiosas, la corrupción, la violación de derechos humanos, constituyen factores que favorecen los comportamientos delictuales y la percepción de impunidad.
Las cárceles, considerando las raras excepciones de cárceles modernas y experimentales, son una escuela en materia de perfeccionamiento técnico y de construcción de redes para delincuentes. Además, la circulación de drogas en las cárceles y la promiscuidad agraven la delincuencia.
1.3 Causas ligadas al entorno urbano y físico
Entre las causas ligadas al entorno, señalamos la urbanización incontrolada, la carencia de servicios urbanos, la ausencia del concepto de seguridad en las políticas urbanas, el surgimiento masivo de espacios semipúblicos (mall, estaciones, etc.), la promiscuidad y la ilegalidad de barrios trasformados en zonas bajo el control de pequeñas mafias locales. Finalmente, la libertad de portar armas o el tráfico de armas ligeras que surge como consecuencia de guerras civiles o de conflictos en países limítrofes, acrecientan los niveles y la gravedad de la delincuencia.
La complejidad y la interrelación de las causas hacen que, en términos operacionales, se prefiera analizar el génesis de la delincuencia a escala para mejor enfrentarla y erradicar sus causas.”7
Puedo entender como acertada a grandes rasgos lo que nos presenta Vanderschueren. Puedo agregar que sólo le faltó nombrar una causa: La norma penal.
Me pregunto si la causa de ser criminal en Alemania hoy por negar el holocausto cabría dentro de las causas sociales que señala, o si ser delincuente en Singapur por botar un chicle masticado en la vía pública estaría considerado dentro de las causas ligadas al entorno físico. Que no se nos olvide que hace poco dentro de Chile se era delincuente por expresar las ideas en forma libre y que se lo sigue siendo si no se asumen las actuales reglas del juego. Que se es delincuente por fumar Marihuana y no por matar a alguien en el jardín de nuestra casa. Estamos hablando del carácter constitutivo de la norma penal de la conducta criminal. No hay delito sin ley, ni sin ley aplicada. Si una ley considerara delito escribir en contra de la seguridad ciudadana (falta poco para que se dicte una en Chile) no estaría escribiendo tan sólo sino que delinquiendo. Quizá sea acertado el prejuicio o malo el ejemplo, pero olvidar que la delincuencia es histórica y no escrita en el cielo es propio de muchos autores dedicados al tema, muchos de ellos se dicen y se sientes críticos.
Aquel detallito omitido por Vanderschueren se le olvidó también a cada uno de los expertos que confeccionaron trabajos sobre seguridad ciudadana en Chile desde 1992 a la fecha.
La Realidad.
Aunque el concepto de seguridad ciudadana y el de las causas de la delincuencia sean incorrectos, de todos modos esto no evita de que la delincuencia sea un problema grave. De todos modos la prensa y los políticos convergen en que la delincuencia ha aumentado en los últimos diez años y que hoy día está fuera de control. Pero... por cada chileno que muere asesinado otros 3.5 mueren en accidentes de transito. “En Santiago es más peligroso cruzar la Norte- Sur, andar en micro, o usar el trasporte escolar, que ir a comprar cigarrillos en la noche”8
Hay más posibilidades de ser mordido por un perro que asaltado.
La mayor ciudad de Chile y una de las más pobladas de América, Santiago de Chile, con sus seis millones de personas ostenta uno de los niveles de homicidio más bajos del mundo (1,7 por cada cien mil habitantes)
Sin embargo los índices de miedo sitúan a la población de Santiago a la par con los habitantes de San Pablo y Bogotá. Este dato no nos señala necesariamente que la metodología de ese índice sea errada sino que tal investigación y tales resultados son frívolos, irrelevantes e innecesarios.
La explicación convencional a este fenómeno culpabiliza a la prensa. Esta explicación la da el gobierno aprovechando que según él, los medios son propiedad de la derecha. Sin embargo los medios estatales y el mismo gobierno no hacen nada para aterrizar tal desmesurado pánico a un enemigo invisible e inexistente. El presidente ha señalado que lo importante no es el delito sino que el miedo de la población. Esto ya lo había comprendido el Manhatan Institute inventor de la crisis en la seguridad ciudadana como sustitutivo del enemigo rojo y del plan tolerancia cero como construcción de una ciudadanía policial.
Si el problema de la seguridad ciudadana es tan sólo subjetivo, hace irrelevante la presentación de evidencias. La sola creencia en brujas por una parte de la población amerita que el sistema las extermine. Tal visión de integración social por medio del terror más abyecto es completamente diverso a los fines en los cuales se supone se rigen nuestros actuales gobiernos. Nuestras constituciones son liberales, sólo existen delitos si estos los crea una norma legal cuando no exista ninguna otra forma de responder a los atentados más graves al pacto social. Desde luego nunca ha existido tal pacto y ello ha servido como justificación para que se estime atentado grave a la sociedad cualquier atentado menor contra la clase dirigente pero, al menos contenía un límite moral que hoy no existe. Por que el miedo basta para reprimir ya no se precisa siquiera de conductas contrarias a un orden específico sino que basta el miedo que provoquen algunas personas a otras, esto nos dice de inmediato que no cualquier miedo es relevante ya que aquellos que temen a la policía por “algo será”.
Entonces el escenario queda configurado de la siguiente forma: Se divide la sociedad entre sujetos cuyos miedos son defendidos por el sistema penal al punto de encerrar y matar a aquellos que pareciera que lo producen, y aquellos que sus miedos justificados al sistema penal son completamente irrelevantes o leídos como un plus de su peligrosidad. Quedan por un lado los ciudadanos y por el otro lado los incivilizados o bárbaros hostiles.
Hacia un concepto material de Seguridad Ciudadana.
Aunque el concepto sea vacío, dependiente de otros conceptos vacíos y basado en una realidad inexistente, es de todas formas posible establecer a qué significa la seguridad ciudadana, esta vez prescindiendo de lo dicho por los expertos chilenos de la materia:
Seguridad.
Los mensajes oficiales pretenden tener más un alcance cuantitativo que cualitativo, hay más preocupación de salvar las ultrasensibilidades de unos que darse a entender. Es por ello que Seguridad Ciudadana es un concepto construido en positivo pese a que refiera a lo negativo, a la inseguridad. Si existe seguridad no podemos vender una segurización, ello sólo es posible a través de una crisis9.
La decadencia de los valores tradicionales, la destrucción de la familia monógama y mixta, el consumo de drogas, justifican la intervención. Pero ¿cuándo existió ese pasado idílico, abstemio e inmaculado? El pasado en términos objetivos no es algo digno de añorar aunque se basara en mayor medida en esos principios: el hogar se mantenía a costa de la esclavitud de la mujer y los valores tradicionales a sangre y fuego. En términos absolutos y relativos eran sociedades mucho más inseguras no sólo por la mayor posibilidad de morir de enfermedades hoy evitables o de hambre, sino que los conflictos se resolvían generalizadamente a través del uso de la fuerza.
Esa idealización conservadora y amnésica es el combustible de las campañas de segurización. Pero analicemos esto con más detalle ¿Son campañas de segurización? En términos objetivos no han evitado que se sigan cometiendo delitos aunque hayan abarrotado las cárceles, y en términos subjetivos si consiguieran seguridad se convertirían en héroes sus gestores y a los días después, en prescindibles tanto como sus campañas.
Por tanto son campañas que deben crear la demanda en seguridad como sus gestores la plantean y para ello, más que construir seguridad se preocupan en insegurizar a la población exhibiendo cada cierto tiempo pequeños éxitos para luego remontar con una constante de fracasos. Los delincuentes son enemigos permanentes que hay que combatir todo el tiempo. Me pregunto ¿y si dejamos de combatirlos cae nuestra Roma contemporánea?
La ciudadanía:
Desde luego la ciudadanía es una categoría costosa, no cualquiera puede ostentar dicho rótulo aunque lo quiera. No hablemos de ciudadanos de primera y segunda clase, hablemos de ciudadanos y no ciudadanos; es equivalente a decir ciudadanos y bárbaros.
El sistema mundo al crecer hasta las fronteras mismas de nuestra esférica residencia se ha quedado sin enemigos externos. Hoy todo enemigo está dentro, cada acción del enemigo no es una muestra de la eventual liberación de un grupo del gobierno global sino que tan sólo disidencia. Hoy toda lucha contrasistémica no constituye un proceso de juntar fuerzas y vivir aislados sino que ser bárbaros hostiles dentro del sistema es decir, criminales o terroristas según su grado de organización y recursos. No quedan selvas para esconderse ni islas que independizar; queda lidiar contra el enemigo jugando de visita.
Nuestra sociedad injusta sólo puede asignar recursos dependiendo qué lugar uno ocupe en esa distinción. Para los ciudadanos salud, educación, trabajo; para los bárbaros solo el garrote y figuras derivadas. Todas las intervenciones sociales en los sectores en dónde viven los bárbaros son para prevenir la droga o la delincuencia: No se le da educación a los niños por ser considerado un bien en sí mismo sino para alejarlo de la calle.
La ciudadanía por otra parte, es convocada en la cruzada contra el delito, lo que ha traído como consecuencia más que policías comunitarias comunidades policíacas10.
Entonces Seguridad Ciudadana no es un término vacío: Es la insegurización de los integrados al sistema de producción capitalista para que legitimen un exterminio solapado de los bárbaros hostiles: Zanahoria y garrote; zanahoria para unos garrote para otros.
1 Pese a que se trate de una Investigación Periodística, el estudio de mayor calidad en cuanto a la utilización de fuentes, el análisis de los datos duros y los análisis teóricos que se ha realizado hasta el momento sobre la Seguridad Ciudadana en Chile, es “La Guerra y la Paz Ciudadana, Marcela Ramos y Juan Guzmán”, editorial LOM, año 2000.
2 Sin embargo lo amplio del concepto deja afuera a la criminalidad de los poderosos (delitos de cuello blanco) e incluye hechos que no son delitos (incivilidades). En el fondo remite a aquello que hacen los pobres y nos molesta.
3 Ambas investigaciones no serán analizadas en este texto puesto que constituyen una crítica a los estudios sobre seguridad ciudadana que no ha conseguido influenciar sobre ellos, ni sobre los medios de comunicación, ni sobre la política contingente.
4 Modelos Internacionales y Políticas Públicas de Seguridad Ciudadana en Chile durante la Última Década, por Emilio Torres Rojas y Patricio de la Puente Lafoy http://rehue.csociales.uchile.cl/publicaciones/mad/04/paper01.htm
5 Por contractual me refiero a la reciprocidad que existe entre los Estados. Cada uno se obliga porque el otro se obliga. No hay un poder por encima de la soberanía sino que los Derechos Humanos son un límite para la soberanía de cada Estado. Ese poder residual no se radica en ninguna institución sino que no es delegado por ninguno de los ciudadanos.
6 “En general, Paz Ciudadana ha hecho una contribución importante al producir cifras con una lógica técnica y no puramente política. El índice es muy útil, pero sólo muestra que ha aumentado el temor, no que eso corresponda a la realidad." Cristian Riego, entrevista en Chile B, Nº 1 Santiago Septiembre del 2003.
7 Prevención De La Criminalidad, Franz Vanderschueren, en: Temas Sociales 32, Junio 1994. Boletín de Programa de Pobreza y Políticas Sociales de SUR Profesionales: www.sitiosur.cl
8 Intendente de Santiago Marcelo Trivelli, En el Mercurio de Santiago, 17 de Octubre del 2002.
9 Estas ideas fueron la base de mi exposición “Criminalización de Tercera Vía Sufrimiento de última generación.” dictada en Guaruja, Brasil en septiembre de 2001.
10 El fenómeno de la Policialización de la Sociedad. En “Criminalización de Tercera Vía...”
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