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sábado, 20 de diciembre de 2008






Nuevas dictaduras, nuevas impunidades.




No me he cansado de decirlo: Si rigiera aquello que llaman justicia hace bastante que Guido Girardi estaría preso. Pero no es así, sigue ascendiendo en la jerarquía feudal nacional, y sumando tropelías: Pasó de diputado a senador, algo que se considera en nuestro país un ascenso; colocó a su hermana de alcaldesa, hasta que los vecinos la echaron por aclamación; y a su padre lo instaló de diputado. Si no fuera por su publicitado incidente de tránsito nada impedía a que se ungiera de pre candidato a la presidencia y vaya saber uno hasta donde llegaba.

Pero aún está vivo y coleando por lo tanto no lo descartemos tan fácilmente.

Girardi es el precursor de la política mediática a principios de los noventa. Descolló dentro de una acotada lista de polillas: Moreira, Piñera, Espina, Shaulson y Nelson Avila. Estos personajes usurparon y banalizaron las facultades fiscalizadoras que se les concede a la cámara baja creyéndose conductores de un programa de televisión de farándula. Con la excusa de el empoderamiento ciudadano le dieron un nuevo curso al tradicional clientelismo de la política chilena: En vez que acarrear analfabetos embriagándolos con chicha se le promete a un roto entre un millón que su cuenta de luz no subirá o que la muerte de su hijo tenga un castigo.

Girardi, por lejos, demostró ser el peor de todos, seguido tres cuerpos atrás por Espina. Gracias a él el PPD (partido por la democracia) llegó a conocerse como el “partido por el dinero” debido a la incontinente devoción a la acumulación de poder que se profesa en sus filas junto a la carencia de la más mínima dosis de identidad filosófica, ética y o ideológica. Para subsanar la heterogeneidad agrupada con la finalidad de mejorar la situación individual de los asociados, el PPD se ha dedicado a tiempo completo a crear eslóganes publicitarios y golpes mediáticos. La ambición de sus líderes pudo más que las generosas utilidades y Ricardo Lagos, su fundador en los ochenta en calidad de caballo de Troya del partido socialista ilegalizado, se desentendió de su creación al jurar de presidente; su camarada Nelson Avila se autoexilió en otra organización delictiva (El Partido Radical) que asegura cargos públicos y poca competencia; Shaulson, por su parte, a penas se aburrió de ganar dinero a raudales en los EE.UU, quiso poner orden en casa y debió agarrar sus monos e irse, junto a otro autocrático potentado (Fernando Flores), creando el Chile Primero. En sumas cuentas, el PPD, una organización criminal de la entidad de la cosa nostra, es el partido de Guido Girardi. Pepe Out, o José Auht como también le dicen, no es nada más que un testaferro.

* * *

A mediados de los noventa un accidente casi le costó la vida al hoy senador lo que nos libró de él por algún tiempo. Al recuperarse comenzó a acumular poder e incrementarlo lentamente como la velocidad de un ferrocarril. Al comenzar el milenio ya competía para Senador, con la vergonzante foto en delantal blanco y un estetoscopio colgando que luego hiciera célebre Bachelet. Él, que en su vida a pisado un hospital, de estetoscopio en gigantografías por toda su circunscripción; como están seguros que el votante es sencillamente un imbécil la misma imagen se ocupó en las campañas municipales pasadas en que el Dr. acompañaba a los candidatos del PPD. ¿Quien sería tan osado para atenderse con un médico con semejante prontuario?

El escándalo Publicam: Fraude tributario, malversación de caudales públicos, falsificación de instrumentos, incumplimiento de la legislación sobre votaciones, laboral, etc, debía, en cualquier país civilizado llevar a Girardi a una celda durante una larga temporada pero no sólo no significó ninguna sanción judicial sino que tampoco social. Sigue siendo senador, controlando al PPD en la sombra, y ganando cámara haciendo propia cualquier causita populachera, buena onda y o new age: Que la pesca de ballenas de los buques Japoneses, que la obesidad de los niños, que hidroaysen, que los derechos de agua.. es cierto, de tanto dar palos de ciego a veces acierta al coincidir su ambición desmedida con lo progresista de algunas banderas, pero lo que prima es el sucio poder, y obviamente, el dinero que en ciertas lides es lo mismo.

El plan de Girardi era culminar la seguidilla de erráticas declaraciones de Pepe Out con una proclamación, entre gallos y medianoche, de su persona para pre candidato presidencial en unas primarias en las cuales, haciendo gala de su encanto telegénico, su cara dura sin precedentes, y su lengua viperina, encaminarse al palacio de la Moneda: Una elección entre Piñera y Girardi habría sido un signo inequívoco del advenimiento del apocalipsis.

Pero nos salvamos.

Girardi, como típico delincuente profesional, no desaprovecha ninguna oportunidad de sacar ventaja o abusar de su poder. Quiso evitar que una pareja de Carabineros cursara una infracción a su chofer valiéndose de su calidad de senador; como los funcionarios actuaron correctamente no encontró nada mejor que abusar de su cargo para sancionarlos. Me imagino cómo habrá tratado y amenazado a esos pobres policías de tránsito; lo peor es que no contento con eso consiguió que se los condenara a dos noches de reclusión “por no guardar el debido respeto con la autoridad”.

Como se trata de un eximio cara de pavimento se excusó ante los medios declarando que había sido adelantado por una comitiva ministerial y que carabineros debía haber multado a los dos. Se trata de un discurso carente de toda lógica: primero, el delito impune de otro no exime el propio, segundo, las comitivas ministeriales, debidamente escoltadas por funcionarios policiales denominadas cápsulas, están autorizadas legalmente a circular a exceso de velocidad. Es injusto, sí, lo es, tanto así que el nombre del privilegio es hecho del príncipe; pero quien se puede quejar de eso es el ciudadano que viaja a la velocidad correcta no el que vuela por la carretera a ciento cuarenta kilómetros por hora y que intenta evitar una infracción abusando de su cargo de senador.

Es lo mejor que puede haber pasado en los últimos días: Poco a poco han caído las principales cartas de la concertación para seguir profitando del poder: Soledad Alvear, Ricardo Lagos, Insulsa, y ahora, por error no forzado, el inefable Girardi.

La concertación se acerca a dos candidaturas presidenciales ya que dudo que Frei, aunque se vista de guayabera, pueda parecer progresista. Los candidatos de fachada progre - Navarro, un Girardi de izquierda bolivariana; Arrate, un artero abusador del alzheimer generalizado – quieren salvar las cenizas y quedarse con el terreno baldío so pretexto de que un neoliberal no nos gobierne ¿Cómo que implicara un cambio trascendental? Pero ninguno pretende, en serio, democratizar el país. Este es un negocio de unos pocos, que se buscan clientes semi analfabetos para que se asoleen cada cuatro años para renovarles un mandato que los autoriza a gobernar como los señores de un feudo.

No seamos mezquinos, todo chileno ha recibido un regalo anticipado esta navidad: Nos hemos librado de Guido Girardi como candidato presidencial por cuatro años más. Pero las especies, mientras más ruines sean, más perseveran: Las ratas, las cucarachas, las bacterias, logran reproducirse, soportar altas y bajas temperaturas, en fin, sobrevivir, así que no cantemos victoria. Además sin Girardi, corren libres otros de la misma ralea.

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