pestañas

Bastará un tenue fulgor para iluminar las tinieblas.

Volver al Inicio

Aumentar Reducir

Tamaño de Letra

Entradas Antiguas

viernes, 20 de marzo de 2009

Más allá del esencialismo.



La ciencia mecanicista explica todo lo existente menos el principio de lo existente, el origen de la civilización. Podrían tener razón autores que intentan superar ese marco teórico interpretando mecanicistamente la cultura como Luhmann, Freud o el conductismo, para quienes el hombre es tan sólo su historia; el sistema produciría a individuos funcionales, pues es el sistema el que se recrea en cada nuevo individuo. Esto explica todo, menos el cambio, por ende tampoco explica el origen.

Desde un naturalismo mecanicista el hombre sería un autómata, actúa según la influencia de su química corporal, la cual a su vez está programada genéticamente. Esta visión podemos mejorarla incluyendo lo cultural, en un sentido más complejo que el de los autores antes señalados, con lo cual nos enfrentaríamos a un hombre dual, similar a la de los ordenadores actuales, una fusión entre hardware y software. Pero esta visión es estrecha e incapaz de explicar dos cuestiones capitales: la primera es que, a diferencia de los ordenadores, el hardware produce el software y también, aunque no nos parezca así a simple vista, el software también produce o reproduce el hardware; la segunda cuestión es que la articulación hardware y software no explica el cambio, por ende tampoco el origen, salvo como un algo programado o como un error, lo cual también sería un asunto de diseño.

Es una visión típicamente occidental el enfocar la mirada en el individuo, incluso más allá del proceso de individuación moderno. Esto sería un individualismo epistemológico que de algún modo construye un sistema de conocimiento de acuerdo tales cánones sin que dichos cánones sean conclusiones científicas. Debido a ese sesgo al hombre se lo ha querido entender “libre”, tanto de la naturaleza extra humana como de sus congéneres. Esta visión ilustrada considera al hombre “libre” para salvarlo de las fauces del determinismo mecanicista. Kant crea la respuesta idónea, querida y necesitada por sus contemporáneos y por los gobernantes posteriores hasta hoy; pues es la justificación de un sistema político cultural estoico en un momento en que los conocimientos acumulados rebasaban el continente ideológico. Kant sentencia que el hombre es libre, y que está más allá de la naturaleza porque somos categoría, el que piensa, el que mira; dicha libertad difiere en gran medida a la que propone un siglo y fracción después Kelsen, utilizando la misma metodología crítica idealista, pues la despoja de su moral estoica dejándola tan sólo en la formalidad de posibilitar la imputación: Somos libres pues podemos conducirnos, o no, de acuerdo a un precepto, aunque dicho precepto sea una amenaza. Esto no lo hacen los animales que tan sólo pueden ser domesticados mediante los básicos estímulos placer y dolor, pues el hombre, tal cual lo enfatizaba antes Nietzche, es un ser esencialmente perverso pues elige aquello que le hace daño y renuncia a lo que le da placer. Los animales serían utilitaristas, quizá la naturaleza toda lo sea; menos el hombre pues no se gobierna necesariamente por los instintos básicos y su sistema cultural depende de una innovación anterior al software, o de un software básico integrante del lenguaje, la capacidad de motivar su conducta de acuerdo a preceptos.

Esto último pone en crisis tanto la base del pensamiento de Freud, Hobbes o Carl Schmitt, para citar sólo a algunos; el hombres no es esencialmente malo. Y también la tesis de aquellos que sostienen lo contrario con las distintas versiones del buen salvaje. Subsiste, empero, la visión de Montaigne: Los salvajes no son ni buenos ni malos, ni nosotros mejores (o peores) que ellos. Por lo tanto la civilización ni depende de la maldad desarrollada del hombre, ni de su bondad reprimida. Estas visiones son aprioris, lo ficciones en el sentido de Jeremy Bentham, creadas para entender la realidad, que al impedir precísamente aquello sólo cumplen la función de que aceptemos una doctrina anti científica.

La libertad de Kelsen carece de sentido y de contenido, pues es la radicalización de la libertad de Kant, emancipada del imperativo categórico. Dicha libertad es el presupuesto de la humanidad, incluso anterior a cualquiera civilización. Pero se trata de una libertad no libre en el sentido que, del mismo modo que el hombre puede optar resistir un mandato, el sistema funciona por ser excepcional esta resistencia; el sistema produce individuos funcionales por lo cual las “elecciones” de los individuos carecen de esa libertad entendida como la carencia de determinación o no la ejercen por regla general. Por lo tanto no debemos confundir ese pequeño margen de maniobra con la libertad y esto no porque adhiramos a un nuevo esencialismo sino por lo que paso a explicar a continuación:

El único modo de comprender el cambio, y por ende el origen, es mediante un concepto de libertad, como libre de determinación y creadora al mismo tiempo; una libertad en la creación y recreación del mundo mucho más allá de lo estrictamente humano sino que presente en la naturaleza toda.

Un animal marino comenzó a hacer habitual su presencia en las playas, mucho antes, eones antes, que un simio bajara del árbol; que quede claro, que decidió bajar de un árbol, otro ente biológico decidió salir del mar y establecerse en la tierra firme. Esta decisión, que Darwin llama procesos de adaptación, no se encuentran impresos en nuestros genes salvo en tanto como mero procedimiento; pues cada ente biológico que actúa con independencia de su determinación genética y cultural, determinada esta última para los seres básicos también por su genética, crea y recrea a la vida de acuerdo a su voluntad. Este acto por sí sólo no produce nada, pero sin estos actos la tierra no sería nada más que minerales.

La libertad por lo tanto es algo mucho mayor a lo que creían los ideologos ilustrados pues es el fundamento de la vida; no está más allá de la naturaleza sino que es inherente a la biósfera. Es nuestro punto de contacto no sólo con los demás seres humanos sino que con la naturaleza.

El hombre no sólo es libre, por tanto, de crear y recrear este sistema, sino que además de crear el que quiera e incluso crear al hombre o al ser superior que se proponga. La diferencia entre obtener lo uno o lo otro difiere en que para cambiar el sistema cultural requerimos unas cuantas generaciones y para lo otro decenas de miles de años por cada mutación genética. Esto ha sido siempre así, a voluntad, es lo que explica tanto la humanidad como la naturaleza de la cual somos parte. Libertad y vida se confunden.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Preguntikas Azeta :


Estimado Ariel Z,
cambio de nick a Von Pathoven, por no respetar la K de mi ToKonao correspondiente con ToKonoma (*)


De lo poco y nada, en relación a millones de años, que hemos podido desentrañar de la vida -poco es ya algo, y nada es lo próximo-, ¿ cómo se pueden extrapolar conceptos y categorías, venidos de las ciencias, biología en este caso, para explicar unas cuantas generaciones y la « libertad » en nuestro sistema cultural ?

Porque decir que un « ente biológico » ( célula, eón o lo que sea en esa categoría ), “decide”, actúa” a “voluntad” en relación a ese “proceso de adaptación” –que ya es una forma de extrapolar esos pasos evolutivos-, es traer a nivel o lugar ( el social, el político, el antropológico ) donde sí actúan distintas leyes condicionadas por lo « humano ».

El mito de “lo natural” está ligado a otro inducido: el mito de la pérdida , de la “unidad espiritual”. También existen los “alardes” naturales de la biogenética. Tales mitos encabezan esas otras « ideaciones » como la « Sociedad Natural », « Naturaleza y Cultura », « Ciencia y Naturaleza », « Naturaleza y Ciencia », « Libertad Natural »…Y qué decir de la producción y venta de lo « natural » en este Turbocapitalismo desenfrenado, que induce a pensar e interpretar esta idea de la naturaleza y del concepto de lo natural, como un urgente amparo en lo « auténtico », « original », « primitivo » y « natural » ; que se formaliza de manera explícita en todos los discursos de la cultura, el arte ( principios del s. XX ), la política, la filosofía, etc. : discursos que intentan presentarnos la vida , la realidad, la liberttad, y la naturaleza de los hombres, especialmente de las mujeres, como lo más natural del mundo.



Se supone bien que la humanidad « occidental » se ha desviado del terreno propio de la naturaleza ; un desvío tan abismante, que nos queda revertirlo mediante un concepto de libertad, como tú dices, « libre de determinación y al mismo tiempo creadora ». Hasta aquí muy de acuerdo.

Sin embargo ´podrían` existir conceptos similares en lo social –jurídico- , que política o filosóficamente ´deberían` crearse o recrearse correspondientemente ( esta última palabreja en cursiva ). Me estoy refiriendo a RAZÒN, LIBERTAD y DEBER. No como el sentido masajeado por las ideologías, sino como lugares vacíos: el lugar de CUALQUIER OTRO.
Pero resulta que estos conceptos los hemos heredado de la, ahora, ninguneada “occidentalidad” e Ilustración. Y aunque vengan de otro lugar o de otra cabezota anarkolibertario o ecologista, es irrelevante aquí., pues se trata de CÒMO LEERLOS, con qué intensión y sentido nacieron.

¿ Cómo podríamos llenar un espacio vacío “sin llenarlo” ?

Esta aparente paradoja la vemos, por ejemplo en las Matemáticas. El Teorema de Pitágoras es el ejemplo recurrente para demostrar un lugar de cualquier otro: quien ´demuestre` este teorema, lo hace o lo puede llegar a hacer, al margen de cualquier condición; en esto estamos todos de acuerdo sin distinción y libres de determinación. Aquí Razón y Libertad van unidos, nunca separados, y se requiere para ello, demostrarlo o deducirlo, ser cualquier otro, es decir NADIE. Un razonamiento, que paradójicamente, nos pone en un espacio de libertad.

Reitero. Como el Teorema de Pitágoras sólo se puede demostrar al margen de cualquier condicionamiento, más allá de lo humano incluso; porque para hacer matemáticas “ no nos tratamos a nosotros mismos en tanto que humanos, sino que en tanto que seres racionales”.

Este ejemplo puede llevarse a otros temas y realidades, y aunque sea más dificil su razonamiento, no cambia la naturaleza del asunto. El problema es que las “ciencias humanas” están menos desarrolladas que las ciencias « duras » ( matemáticas, física ), es ahí donde vienen las confusiones.

Ahora, ¿ cómo se actúa en ese terreno, en ese lugar de cualquier otro, el lugar de nadie cuando se trata de hacer el « cambio » frente a la economía, la política, la historia, la interpretación, en lo social en definitiva ? ¿ Con qué MORAL lo hacemos ? ¿ No es acaso una ´forma desinteresada` la manera más libre de actuar ?

Actuar contra una injusticia inaceptable ( el apaleo de un inmigrante, por ejemplo ) es actuar libre de prejuicios, libre de condicionamientos, como `Cualquiera` lo habría hecho de encontrarse en ese lugar ; para actuar contra esa injusticia lo tendríamos que hacer independientemente de que seamos o no genética y culturalmente condicionados. No actuar ni decir algo en contra en una situación intolerable como la descrita, es caer en la indignidad como ser racional. Porque el deber de actuar como cualquiera, es una tarea difícil, pero no imposible. Y sí, lo normal en esta vida es que nunca seamos como cualquiera; lo normal es que nadie haga una ´excepción` –desinteresadamente-, porque ese lugar de actuación, como en las matemáticas, es excepcional, “el más excepcional”.

Por lo tanto, Libertad, Deber y Razón, se conjugan en un acto que no dependen de Nada, de Nadie, libre de condicionamientos y también fuentes de otros procedimientos. Por ejemplo, la LEY ¿ acaso no hay una Ley que obligue a todos por igual ? ¿ “Una forma de ley” para las leyes ? No una ley de apariencia de ley, sino una forma de ley que nunca se oponga a que nos comportemos como queramos o actuemos como queramos, siempre y cuando que cualquiera pueda comportarse del mismo modo.

Entonces ¿ cómo sería el acto de un ser libre, de un ser natural, de un ser racional ?
¿ Qué sería lo que haríamos en estas situaciones, si vinieramos a comportarnos en lugar de un condenado o irracional, tal cual, o si nos comportaramos en lugar de como esto o lo otro sencillamente en tanto que seres libres o racionales ?
¿ De qué depende semejante acto libre, racional, condenado o irracional ?
¿ La cara de un ser racional, se caería de verguenza si no fuera de otra forma que no fuera general ?


( casi todo lo anterior está en cursiva, por ser una variación al vuelo de interrogantes que no son mías, pero que cualquiera en mi lugar las haría )



(*)Ps.: aportes para los biografemas del nuevo nick

· Me considero un amotinado autodidacta. No tengo ninguna formación “superior”. No ostento ningún cargo. Soy un humilde lector a la carreta y, ahora, también virtual y supersónico. Mi entusiasmo por el conocimiento casi no depende de nada, es un entusismo que podría tener cualquier otro.
· Me gustaría que escribieramos nuestras aportaciones y comentarios. Evito la proliferación mediática y ésta es ya suficiente, pues mi oído ya tiene que soportar demasiado ruido de este mundanal. Gracias.

Publicar un comentario

Deje su comentario o sugerencia, aunque no sea una crítica. A veces basta un saludo.
Vea los comentarios anteriores.

Otras Webs

Banner Fesal

Contador de visitas

Seguidores