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domingo, 13 de septiembre de 2009

Los riesgos de pseudociencia darwinista.


La ciencia hoy apenas nos permite ser conscientes de la incomensurabilidad de nuestra ignorancia, estamos en los albores del conocimiento acerca de nuestra naturaleza física y biológica por lo tanto cada vez que aventuramos explicaciones sobre la relación de nuestra sociedad y nuestra naturaleza estamos torciendo la escasa evidencia que disponemos.

De forma estridente, Sebastián Piñera, mediante su canal de TV Chilevisión, ha emprendido una campaña darwinista. Sobre la excusa de los 150 de la publicación del “Origen de las especies” se releva el pensamiento científico del gran biólogo británico pero utilizándolo de mascarada para promover la aceptación del sistema tal cual es, adjudicando la desigualdad de la civilización y en especial del capitalismo, a una cuestión científica que debemos aceptar como natural.

Hace más de cincuenta años el politólogo Erns Cassirer distinguía con claridad el pensamiento de Charles Darwin y el nefasto darwinismo social. A esto último por lo general se le denomina “evolucionismo”; de la crítica a esa lectura interesada, superficial y mecánica de la selección natural, que ve en la competencia descarnada el origen de la vida, se ha nutrido el nuevo romanticismo posmoderno, aquel que considera a la ciencia como un enemigo.

Abrir la caja de Pandora de Darwin, por lo tanto, exige una serie de explicaciones previas que las exposiciones itinerantes destinadas a la clase ejecutiva, ávida de conocer aquello que se supone que ya todo el mundo sabe, o la serie “La Travesía de Darwin”, se niegan a desarrollar. Humberto Maturana en el primer capítulo de dicha serie lo deslizó, no se puede hacer una lectura lineal de Darwín, es decir, no se puede en la era de la complejidad retroceder al vulgar pensamiento social de mediados del siglo XIX que desembocó en las nefastas teorías rascistas y europeocentristas de Spengler o Gobineau.

Esa cruzada darwinista más que ser un aporte a la “cultura” es una campaña destinada a la desinformación y a la aceptación de juicios pseudocientíficos vestidos de ciencia pura y dura. La selección natural es una interacción inconsciente, bastante lejana de la consciente organización que hemos forjado los humanos.

Conocer a Darwin poco sirve si sus juicios no son actualizados. Las complejas naturalezas humanas han sido irreductibles a la teorización más sofisticada y por lo tanto es insultante que algunos pretendan envenenar la mente de un pueblo carente de una educación de calidad promocionado una interpretación interesada, que además se encuentra distante en más de un siglo y medio del desarrollo de la ciencia.

La pléyade de economistas, de vulgares bufones del pseudoconocimiento fast food empresarial, transforma las complejas interpretaciones del biólogo forjadas durante su viaje en el Beagle, en ingeniería de aplicación inmediata para la venta de productos o la inversión de activos. El enigma de la selección sexual, por ejemplo, vislumbrado por el abuelo de Darwin, Erasmus, sólo fue mencionado por éste pero jamás fue desarrollado científicamente sino hasta hace cuatro décadas atrás. La elección racional no es una derivación de la selección sexual sino que precisamente el talón de Aquiles para la piedra basal de la economía académica capitalista. El egoísmo, por otro lado, ha pasado de ser un supuesto metafísico para convertirse en uno científico desde hace tres décadas, pero en ningún caso eso implica que las lecturas conformistas acerca de nuestra organización política y social tengan un asidero biológico y que nos sea imposible superarlo. El pensamiento de Darwin más que conducir a la aceptación de un mundo estático es la afirmación de que el cambio es la única constante conocida; de la compresión y el dominio de las fuerzas que producen dicho cambio depende en gran medida el proyecto de emancipación de la humanidad pues ello implica una superación, es decir, la transformación consciente de la humanidad .

El hombre comenzó su proceso de emancipación de la naturaleza biológica hace a lo menos siete millones de años; desde hace doscientos mil que su material genético no experimenta ninguna mutación por lo que exhibir a la sociedad actual consolidada recién hace doscientos años como el modo “natural” de organización es un descomunal atentado en contra de la ciencia que se pretende acercar al neófito. La primera civilización surge hace diez mil años, y el capitalismo comienza a construirse hace quinientos; durante siete millones de años no fue natural ni la civilización ni el capitalismo y el poco tiempo que lo hemos experimentado ha sido incapaz de producir en nosotros mutaciones genéticas de modo de adaptarnos biológicamente al sistema artificial que hemos creado y éste sea “natural”.

Muchas veces los críticos de las religiones son meros teólogos que pretenden la instalación de otras nuevas. Cuando en Chilevisión se promovía el seminario sobre Darwin se decía que hasta hoy mucha gente cree que el origen del hombre está en una manzana, me pregunto, ¿quienes son esos idiotas que aún defienden tan posición? Hasta el vaticano ha aceptado que la selección natural es compatible con el origen divino del hombre de acuerdo a su teología. El creacionismo vulgar defendido por fundamentalistas religiosos en los EEUU no posee un correlato en nuestro país por lo que tal mención publicitaria sólo habla de quienes están detrás de esta campaña de marketing pseudocientífico y a quienes apunta esa campaña: A personas con alto poder adquisitivo pero con un básico nivel de instrucción.

Cassirer explicaba que la génesis del nazismo y fascismo debían buscarse en el nacionalismo hegeliano y en el evolucionismo que traicionaba el pensamiento de Darwin, que en gran parte se nutrió de él. De ese modo era posible deducir que la mejora genética era producto de la competencia a muerte entre los individuos o entre colectividades y que no existía otra moral que la que imponía la naturaleza. Ese modo de razonar es errado pero es sumamente persuasivo para quienes no disponen de un andamiaje conceptual que les permita comprender los ruines intereses que están detrás de la promoción de dichos discursos.

En A Darwin Nightmare se critica esa moral “sálvese quién pueda” que nos pretenden vender como científica. La voluntad y la consciencia le permiten al ser humano darse la organización que se quiera, y si bien en ciertos contextos el egoísmo es más eficiente debe buscarse el modo que el altruismo también lo sea, es decir, no somos renacuajos obligados a prosperar en un charco o perecer sino que dioses que podemos recrear la humanidad para que esta se corresponda con nuestros sueños.

Notas:

  • Cassirer, El mito del Estado, México, FCE, 1948.

  • Sobre la selección sexual y el contexto de los juicios de Darwin, por ejemplo su desconocimiento de las investigaciones de Mendel en genética, ver, National Geographic edición chilena, espacial conmemorativo de Darwin Febrero de 2009.

  • Sobre la investigación científica en selección sexual y el “gen egoísta” ver Birkhead, Tim. Promiscuidad : una historia evolucionista de la competencia entre espermatozoides Pamplona : Laetoli, Oceano, 2007.

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9 comentarios:

Poetree2 dijo...

El argumento de la "contra natura" se utiliza bastante cuando queremos insuflar nuestros valores de una especie de universalidad natural.
Por otro lado, cuando pienso en Darwin recuerdo a Jemmy Botón, el yagán que se compraron/robaron con Fitz Roy, para llevárselo a Europa, en una especie de experimento social.

Suricata dijo...

Independientemente de los argumentos a favor o en contra de nuestra supuesta inteligencia evolutiva y la necesidad de saqueo planetario, creo que al salirnos de la cadena de selección natural de la especie no nos hace más evolucionados ni más inteligentes ni más nada... un ecólogo interplanetario diría que tenemos características de plaga, nuestra arma de ataque es justamente nuestra inteligencia, arrasamos todo a nuestro paso y nos reproducimos exactamente igual que otras especies, ad infinitum trasladándose de un habitat a otro, sólo que ahora hemos alcanzado los límites del orbe y no tenemos más adonde ir. Nuestra supuesta superioridad es un bluff, sí desapareciéramos de la faz de la tierra por arte de magia, en 250 años no quedaría ningún rastro de nuestra existencia, ver el documental La Tierra sin Habitantes...

azeta dijo...

Fiestoforo: Al igual que el Inca Garcilazo y otra serie de indios exportados por Bartolomé de las Casas para probar que tenían alma en Sevilla. Escribí el artículo a las 21:00hrs aproximadamente y en Tolerancia Cero Volvieron al asunto al igual que lo hizo Piraña el viernes en la radio Bio Bio. No es una campaña inofensiva.

Suricata: El problema es que sin hombres en la tierra nadie cuenta la historia, somos plaga pero qué más da ineludiblemente somos y seguiremos siendo humanos y antes del etnocentrismo estará presente un especismo.

Un abrazo
Ariel Zúñiga

Anónimo dijo...

http://crimentales.blogspot.com/2009/08/entrevista-maximo-sandin-con-motivo-del.html

saludos

azeta dijo...

Excelente información, muchas gracias.

Unknown dijo...

Está bueno el artículo. En toda la serie de Chilevisión se exacerba la idea de que nuestra sociedad es competitiva, egoísta e inujusta por el simple hecho de que arrastramos un instinto natural que nos "obliga" a actuar de ese modo. Sin embargo, discrepo un tanto con lo que expones, en el sentido de que no atacas, con argumentos científicos claros, la idea de que la competencia y la "lucha por la vida" son instintos básicos y rectores de toda organización biológica. Es verdad que el darwinismo social (de Spencer y otros) es una deformación exagerada del razonamiento darwiniano, pero tampoco es menos cierto que la misma lógica de la selección natural da pie para este tipo de interpretaciones. Incluso el mismo Darwin utilizó su teoría para justificar la jerarquización social y el imperialismo británico.
El asunto es que parece ser un argumento recurrente la idea de que nuestra voluntad y conciencia humana nos permitiría no comportarnos "como los animales". Pero eso no es un argumento científico. Para atacar la lógica de relaciones que impone el capital, debemos adentrarnos con mayor profundidad en el estudio de las relaciones naturales. De hecho, actualmente, la selección natural está relegada a un puesto secundario como mecanismo evolutivo. Existen varios otros caminos por los que transita la evolución biológica.
Para entenderme mejor, recomiendo leer los artículos de Adolfo Olea "Es la bioogía un discurso de dominación?" ( http://www.ejournal.unam.mx/cns/no04/CNS00405.pdf ), y otro de Máximo Sandín (http://el-radical-libre.blogspot.com/2009/02/darwin-las-ideas-dominantes-y-los-que.html ).
De todos modos felicitaciones por la iniciativa, y sobre todo por enfatizar en que la sociedad de clases y el capitalismo no son "naturales". Antes el argumento era que la organización clasista de la sociedad era un designio divino. Ahora, utilizan la ciencia como oráculo.

Saludos!

azeta dijo...

Muchas Gracias Axión por vuestros comentarios. El artículo era nada más que una apostilla dominguera pero me he dado cuenta que merece mucho mayor detenimiento y así como tu, otros más, me han enviado vínculos además de críticas sobre la liviandad al tratar un tema tan complejo. Leeré, releeré y trataré de profundizar un poco más, desde las humanidades con sus ventajas y limitaciones.
Un saludo fraterno.

Jontxu dijo...

Saludos, les dejo el enlace de la página de Máximo Sandín, con abundantes y muy interesantes artículos, tanto sobre los aspectos científicos de la crítica al darwinismo y planteamiento de un nuevo paradigma, como sobre la trama social, ideológica, e histórica que sirvió de sustrato a la implantación del darwnismo.

Un abrazo.

Jontxu dijo...

perdón, aquí dejo el enlace:

http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/msandin/

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