Bastará un tenue fulgor para iluminar las tinieblas.
Volver al Inicio
Entradas Antiguas
Categorías
El Ser Humano y la Humanidad.
El año pasado en el texto “hardware y software” intentaba explicar en forma simplificada los nuevos derroteros de la distinción entre naturaleza y cultura: Desde algunas posiciones críticas se minimiza lo físico al punto de diluirlo en un caldo cultural abstracto, intangible, que redunda inevitablemente en una nueva metafísica creada precisamente por aquellos que principian su análisis en el materialismo marxista; por otra parte un nuevo positivismo intenta explicar todos los fenómenos sociales desde el individuo sirviéndose de la neorociencia y la genética creando nuevas ilusiones conceptuales como las de gen de la violencia que nos retrotraen a las “pseudo ciencias” de la frenología y la antropología criminal.
No es mi interés intentar formular una teoría ecléctica, tan propia de los tratadistas jurisprudenciales, sino que la de reforzar las ideas básicamente trazadas con la noción de exocerebro del profesor mexicano Roger Bartra*.
Para Chomsky el cerebro dispondría genéticamente de una arquitectura propicia al lenguaje que no sólo está constituida por la posibilidad de producir sonidos articulados y escucharlos sino que además la estructura básica del lenguaje nos vendría incorporada como una especie de sistema operativo que luego es posible ampliar y actualizar mediante la interacción social. Bartra se manifiesta contrario a esta noción puesto que señala que las investigaciones científicas no han podido confirmar la teoría chomskiana, muy popular e influyente sea, e incluso se orientan por un derrotero contradictorio con esta: El cerebro no cargaría ningún lenguaje básico de fábrica, sí dispondría de los requerimientos para que se le cargue uno o varios.
Pero Bartra da un paso más, en donde otros ven la distinción interior exterior, individuo y cultura, él ve a una consciencia y a un cerebro es decir, el ser humano se siente y se piensa individuo pero piensa y siente gracias a su cerebro intracraneano como a su cerebro extracraneano. El hombre aislado es una quimera puesto que siempre es un mero terminal de la humanidad: La cultura no es solamente un acervo que el hombre aprehende, una memoria artificial, sino que es parte de su cerebro ya que piensa y siente con ella.
Es similar a la vieja historia de la hormiga y el hormiguero que varias veces he intentado escribirla como novela y no me ha resultado: Nosotros miramos a las hormigas como millones de individuos especializados y las creemos inferiores a nosotros puesto que cada una de ellas es ínfima en comparación a nosotros pero cada uno de nosotros es ínfimo en comparación a un hormiguero. Muchos piensan a las hormigas como un ejército o como una sociedad jerarquizada altamente disciplinada pero nuestro sesgo individualista nos impide visualizarlas desde otro prisma como pensar que el ser viviente es el hormiguero y que las hormigas por sí solas son células altamente complejas. Si nuestro pensamiento se produce gracias a la capacidad de acumular información y luego computarla los millones de datos adquiridos por millones de hormigas si fueran procesados en conjunto, eso no significa centralizadamente, la capacidad de un hormiguero sobrepasaría con creces a la de cualquier ser humano.
Si asumimos el concepto de Bartra sobre el exocerebro podríamos arribar a una conclusión similar al de la alegoría del hormiguero y podríamos aplicar las categorías de software y hardware en un ámbito mucho más amplio que al del espécimen humano visto por si solo. Siguiendo con el marco explicativo propio de la cibernética podríamos decir que hoy una computadora por sí sola es una máquina prodigiosa pero en nada comparable a una conectada a Internet. La computadora conectada se trasforma en un terminal de red desde el cual un usuario ingresa y extrae información; quien no esté conectado deberá cargar de mucha información a su computadora y aun así esta nunca podrá compararse con otra en que pueda correr un navegador aunque el resto del disco esté vacío.
La cultura no es sólo un acervo: es la memoria compartida, el espejo en donde nos vemos, y no sólo la pensamos o la sentimos sino que con ella pensamos y sentimos.
Y si para nosotros nuestra vida o la de nuestra amada son insustituibles para la humanidad valemos tanto como la hormiga respecto del hormiguero.
Y todo ese milenario software sigue dependiendo de la materialidad; lo cultural pende necesariamente de lo físico aunque la majestuosidad de lo inmaterial que produce hace nacer una arrogancia ingenua a la humanidad, conduciéndonos a un espiritualismo, nuestro despliegue requiere energía y alimentos minerales y orgánicos, y en última instancia de una biósfera.
Aunque como individuos humanos seamos insignificantes, como humanidad somos "más grandes que el mundo, más profundos que el mar y más grandes que dios"; que aunque seamos perecederos en tanto individuos no lo somos en tanto humanidad de tal modo que si pudiéramos exorcizar nuestra conciencia individualista y pensarnos y sentirnos como seis mil millones de cabezas y corazones, y doce mil millones de ojos, oídos, brazos y piernas, ya todo estaría hecho.
* Antropología del Cerebro, La conciencia y los sistemas simbólicos. (Roger Bartra FCE Pre Textos, 1ºedición 2007.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Deje su comentario o sugerencia, aunque no sea una crítica. A veces basta un saludo.
Vea los comentarios anteriores.