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viernes, 23 de abril de 2010

El dilema de la papa.

Por Ariel Zúñiga Nuñez


Escribí el texto “El Colapso de Rapa Nui” como reacción ante la lectura de “Armas, gérmenes y acero”, y “Colapso”, ambos de Jared Diamond. Llegué a tales textos debido a una entrevista a un reputado ecologista, Juan Pablo Orrego, opositor al proyecto hidroaysen, concedida a Cristián Warnken en “Una belleza Nueva”.

Me costó mucho poder acceder a esa información, no disponía del dinero (superior al ingreso mínimo medio latinoamericano) para comprar el libro. Sólo pude leerlo con detención cuando llegó “Colapso” a la Biblioteca del Congreso en Valparaiso, y “Armas...” a la biblioteca regional de Santiago, en Matucana.

Por lo tanto no me pidan exhaustivas referencias, se trata de libros que no están en mi esmirriada biblioteca, tampoco dispongo de fotocopias de las páginas relevantes. Se trata de uno de los tantos libros que he leído apurado para que no me lo quiten de las manos.

Pero algo quedó tatuado en mis neuronas, aquello que podría denominar “el dilema de la papa”.

Si Diamond se hubiese limitado a realizar una indagación científica, desarrollar un “estado del arte” para legos curiosos, no habría objeción alguna. La facilidad para refutar al reputado escritor de Best Sellers radica en que sus especulaciones, válidas por lo demás, las impone como un juicio científico, más allá de la relatividad inherente a una conclusión de esa naturaleza.

La ciencia es un saber provisional, sujeto a la refutación posterior. Hablar de refutación, de falsación, de mejora, de revolución científica, para el caso da lo mismo, la ciencia se conforma con dar una explicación mejor que la que la precede o guardar silencio. El terreno de las conjeturas, de las válidas especulaciones, es también científico pero sólo en un estado germinal de las teorías, es decir, en la formulación de hipótesis.

Diamond impone un conjunto de válidas conjeturas para afirmar categóricamente algo muy difícil de probar científicamente, por ende, muy sencillo de refutar: Basta como en los tribunales plantear sólo una duda razonable para que el edificio teórico del estadounidense colapse.

Para defender que Rapa Nui jamás tuvo contacto con América antes de la llegada de los europeos necesariamente se deben refutar todos y cada uno de los argumentos aportados por Thor Heyerdahl, navegante noruego que suscribía la hipótesis contraria. Se puede admitir que en tal sentido Diamond actuó con diligencia, amen de décadas de investigación científica adicional que dispuso, pero le faltó un detalle. Heyerdahl menciona a la papa, quizá la variedad vegetal más americana que se tenga noticia, en Rapa Nui, antes de la llegada de los europeos. Diamond sin más, basado en la abundante evidencia que maneja, desecha tal antecedente como irrelevante.

¿Puede un científico descalificar una evidencia que refuta su teoría basado en su propia teoría?

En caso alguno.

A lo más Diamond debe aceptar que su tesis, que además no es propia, compite con otras tesis igualmente válidas científicamente hablando pues debido a la carencia de evidencias para refutar a las demás. La papa en Rapa Nui no refuta la tesis de Diamond; tampoco los objetos polinésicos refutan a Thor Heyerdahl. Y sería prematuro, y hasta superficial, defender desde ya una teoría ecléctica, la cual solamente estaría motivada por nuestra obsesiva compulsión por encontrar una respuesta.

El juicio tajante de Diamond lo desenmascara como un pensador liviano y relativiza toda su teoría posterior sobre Rapa Nui ¿Porqué habría de ser un científico serio en un caso si no lo es en los demás?

Y como dije en el artículo anterior, se trata de un darwinismo con piel de oveja. La apurada tesis de Diamond es funcional a la imposición occidental y hasta del “blanqueado” de las culpas coloniales, pues, la principal razón por la que Rapa Nui es un misterio es porque los europeos mataron a toda su población salvo una centena.

Francia, por otra parte, quiere afirmar su pretensión imperialista sobre la polinesia bajo el vulgar ardid (como todos los argumentos geopolíticos expansionistas) que Rapa Nui es parte de la polinesia (francesa) y para ello debe poner la bota encima a cualquier tesis alternativa que defienda contactos americanos precolombinos.

Propaganda barata confeccionada sin mezquinar recursos. Incas navegantes, comunicados con Rapa Nui no es una tesis pseudo científica como la “teoría de la tierra hueca”. No comparto el defender americanistamente tal teoría haciéndome el ciego ante las evidencias en contrario, lo que quiero dejar por establecido es que ambas tesis son válidas, coexisten, y deben ser respetadas como tales.

En cuanto a que Rapa Nui es el ejemplo ejemplar de lo que nos sucederá a todos los humanos si no variamos nuestra economía extractiva y depredativa, me parece que es un salto al abismo. Como dije en el artículo anterior la isla más aislada del planeta es el paradigma de lo contrario. Los Rapa Nui fueron capaces de sostener una población tan densa como la de los países desarrollados de hoy, sin depender de la explotación de otras latitudes, y durante un tiempo mayor a la de todos los imperios conocidos con la excepción del egipcio y el chino, y disponer del tiempo excedente suficiente, y alimentos, como para construir sus conocidos megalitos.

Los europeos, en cambio, cuando llegaron al estrecho de magallanes, lugar plagado de recursos forestales, energéticos, pesqueros y para la cacería, se terminaron comiendo entre ellos pasados unos cuantos meses. El ejemplo para “Colapso” Diamond lo debería buscar en todas las historias de europeos incapaces de adaptarse al medio ambiente que terminaron en masacres: Comiéndose unos a otros o asesinándose.

La “historia total” de Diamond se hace burda cuando confunde al ser humano con un vil rata. Es cierto, los europeos se han comportado de ese modo e incluso peor, pero eso no ha sido común en los seres humanos, son múltiples los desarrollos culturales que conocemos, y son infinitos los que desconocemos y los que son posibles. Las ratas están presas de su biología, su cultura es una extensión de la misma, los humanos en ese aspecto somos diferentes: Estamos sujetos a nuestra cultura pero poseemos la capacidad de transformarla; nos comportamos de acuerdo a nuestra cultura pero existen infinitos desarrollos culturales posibles. LA EUROPEA ES UNA SOLA, LA EUROPEA ES UNA SOLA, LA EUROPEA ES UNA SOLA... eso debería escribir en una pizarra Diamond hasta el infinito.




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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Se agradece la crítica a Diamond. De todas formas te recomiendo explorar toda la literatura de Geografía Crítica que le ha "dado muy duro" a Diamond y su neo-determinismo ambiental.

Salud.

M.

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