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martes, 4 de septiembre de 2012
Erudición de matinal vespertino.
Por Ariel Zúñiga Núñez ( @azetaene )

Celebramos anticipadamente por los aparentes logros del dosmilonce, el año del desenmascaramiento, en que los roedores se vieron forzados a salir de los sótanos y mostrarse a pleno día defendiendo que viven a expensas nuestra y que se alimentan vorazmente de los pilares del capitalismo que dicen es su gran creación.
El dosmildoce ha sido el año de la restauración, la prensa ya no intenta una cercanía con las audiencias mediante las redes sociales virtuales y estas ya están lo suficientemente segmentadas como para que cada uno crea que su posición es la mayoritaria y la dominante.
La retórica habitual del dosmildoce es más radical que la más incendiaria del dosmilonce, los consumidores ávidos de productos revolucionarios sin duda impulsan la economía aumentando la demanda agregada. Ya no son limones lo que se venden en las calles para neutralizar las lacrimógenas, faltan libros y pasquines en los quioscos que expliquen complacientemente, pero en jerga de cabeza de pistola, los eventos rutinarios; sobra energía, espíritu de cuerpo, moral de combatiente en esta retórica revolución. Sobran cantores populares, rayados en las paredes, animadores de tevé que súbitamente son de izquierda, medio Chile afuera del clóset que contenía lo apolítico bajo el rótulo de lo técnico, se adviene una primavera exuberante en que todo abunda y lo único que se extraña es la revolución.
De sacarnos las máscaras el dosmilonce pasamos a colocarnos otras, más sofisticadas, me da la impresión que lo único que ha cambiado en este país es el glosario de lo políticamente correcto, de cómo algunas palabras hoy son satanizadas y otras hoy corren libres a trenzas sueltas por las bocas de los mismos que otrora las satanizaban. El glosario del ultraizquierdista de postal porteña es hoy el del progre pasao a sushi, la lumpen burguesía se ha travestido con chalecos andinos y capuchas compradas en Zara. Ocupan a tiempo completo los juguetes caros que les compró el papito para hacer libritos, videitos, dibujitos y todas esas cositas que los hacen sentirse parte de ese pueblo “que dicen representar y dirigir”.1 Recorren Chile bongó en mano, con el mismo timbre de voz de los protagonistas de los comerciales de cerveza escudo, y tanto tiempo libre financiado como ellos, disertando sobre la caída de esto o aquello, mientras... “arriba quemando el sol.”
Ante tanto vendedor de autos y asaltantes de caminos pululando, ocupando los sillones de los simiescos tecnócratas de ayer, es difícil ser optimista, ver el vaso medio frío y beberse el trago amargo del país resultante del marchismo y el parismo del dosmildoce. Habría que ser súbitamente ignorante, psicótico o hipócrita.
Vendedores de autos usados y asaltantes de caminos.
Pero no todos los cortesanos son iguales, el toque de diana ha sido el río revuelto, la oportunidad soñada para que los buscadores de oro atiborraran los cauces armados de picotas, sueños de gloria y malas artes. Unos más inteligentes que otros, y algunos más temerarios, la audacia es premiada en momentos de caos, aunque este sea meramente conceptual.
La intemperancia generalizada permite que algunos se luzcan sólo por mencionar lo obvio. Carlos Peña, un cortesano de oficio, puso las cosas en su lugar hace una semana, el sistema chileno goza de muy buena salud, los eslóganes de matinal, el derrumbe de esto o aquello, no son más que pelotudeces reiteradas por ignorantes, psicóticos o comentaristas interesados en vender libros o apariciones en tevé.
Si existiera un riesgo, aunque sea moderado, de que Chile se enfrenta a un cambio abrupto y radical de su organización económica y política las migraciones a Miami habrían experimentado un aumento exponencial. La clase dirigente no precisa de los apuntes de los cortesanos para decidir, con la soberanía que los define, si van a caer o no presos del pánico. Lo cierto es que por lo pronto ni siquiera hay miedo; lo que le molesta a los ricos es el ruido, la “falta de respeto”, la masificación de los “rotos insolentados” que se las dan de dirigentes y analistas, la belleza pelolais de Camila Vallejo y los modales de señorito de Boric. En chileno castizo, puras huevadas.
¿Cómo va a sentirse asustada la clase dirigente si al primer estornudo del pos pinochetismo hacen filas en sus pórticos cientos de médicos de la corte ofreciendo sus medicinas? Y más, otros que a lo más les alcanzaba para chateros hoy fungen de reputados curanderos.
La desesperación de los cortesanos, por vender sus ungüentos contra el perraje embravecido contrasta con la tranquilidad de la elite, ella es tan notoria que hasta Camilo Escalona se dio cuenta “en Chile no existe crisis institucional” dijo sobre la propuesta de cuarta urna.
Para muestra un botón, los economistas PUC de la fundación SOL, no solo proponen subsidios estatales para aumentar los sueldos, que los pobres le paguen a los empresarios las remuneraciones de sus trabajadores2, sino que además aconsejan que se les entregue más dinero público a las AFPs. Con esos críticos para qué necesitamos Libertad y Desarrollo.
No cabe duda, existe una crisis, pero está radicada en la elite. El rasgo distintivo de los asaltantes de caminos es que le hablan a los desposeídos demagógicamente en contra de la clase dirigente y le anuncian la llegada o el advenimiento de una crisis, pero en ningún caso les aclaran que nada de lo que ocurra, ni para bien ni para mal, va a mejorar la situación de los que están abajo. Quieren que el pueblo se movilice para resolverle la crisis interna, y provinciana, a los más ricos; de paso quieren que los que menos tienen paguen los costos materiales y humanos de tal actualización.
Hablan de crisis de legitimidad de la institucionalidad, de paso olvidan convenientemente que los sistemas no sucumben por asuntos retóricos y que lo instituido no es el conjunto de leyes constitucionales interpretadas por los columnistas del El Mostrador.
México sigue donde mismo, a pesar de su “crisis institucional” de más de un siglo; Roma occidental no sucumbió a la “crisis institucional” de más de cuatro siglos; Inglaterra no sucumbió por sus problemas religiosos, ni Francia por la frivolidad de sus aristócratas.
Y el sistema pos pinochetista está tan profundamente enraizado que un cambio de constitución, a lo Garretón3, dejará a los mismos tan sobrerepresentados como lo están hoy en día.
Detrás de la ingenuidad democrática y republicana mora la bestia, el Leviatan que conserva a este país como un fundo habitado por inquilinos comunicados por 3g y wifi, el peso de la noche que mantiene todo en orden a pesar del aparente desmadre. Los izquierdistas quieren que la mayoría opte, libre y espontáneamente, por la destrucción de su mundo, del único que conocen, y que apuesten por otro mundo que ni siquiera ellos, los profesionales de la revolución, han sido capaces de esbozar.
Tan estúpido, y conveniente para la clase dirigente, es que los demócratas asambleístas insten al pueblo a expresarse a través de su muñeco ventrílocuo como que los convoquen a resolverle las crisis a la clase dirigente. Chile no necesita nuevos instrumentos legales sino que una nueva correlación de fuerzas políticas, y eso no lo construyen las leyes, ni las marchas pacíficas por las alamedas.
Si nos atenemos a la constitución de la Sta Jaime Guzmán (Q.E.P.D) el Cobre es nuestro, la subcontratación de empleados un crimen, al igual que la modificación unilateral de contratos, la generalizada evasión tributaria o en lucro de los controladores de las universidades. En cualquier sistema constitucional la norma fundamental es que las leyes se escriben para respetarse. En nuestro país lo que sucede es que la ley escrita no impera, las causas de eso son conocidas por todos los ciudadanos con comprensión de lectura, si es necesario escribir un libro sobre el particular lo hacemos de una semana para otra y nos sobra el domingo para embriagarnos, el asunto es otro: ¿Qué sentido tiene reescribir las leyes en un país en donde estas no se respetan?
Otro factor distintivo de los asaltantes de caminos es que eluden el problema fundamental de nuestro Chile: El robo de nuestros recursos minerales.
Constituye un crimen de lesa sociología el afirmar que Chile conforma una unidad de análisis, posible de interpretarse con reglas propias, de modo de eludir el hacerse cargo del sistema mundo y así pronosticar cambios como si estos solamente dependieran de la interacción de dieciséis millones de habitantes en un mundo interconectado, personal y patrimonialmente, de siete mil millones. Agrava la falta el que escondamos la mano utilizando el neolenguage concertacionista y le llamemos al esperpento creado “modelo” para no hacernos cargo ni siquiera en lo formal de las consecuencias de lo que se está planteando.
Franco Parisi, Mario Schilling y Manfredo Mayol Jr aunque parezcan diferentes son calcados si se miran con paciencia. Pretenden sustituir a los especialistas de matinal de hace un lustro; Parisi a la Pilar Sordo, Schilling a Bongo Stingo y Mayolcito a Villegas. Al único cambio que estamos asistiendo es de los rostros televisivos; Copano sustituirá tarde o temprano a Don Francisco y este país seguirá siendo la extensión de la soporífera y fascista ciudad de Talca.
1Fesal Chain dixit.
2Como oportunamente apunta Elise Hendrick.
3Garretón viene años proponiendo un cambio constitucional mediante asamblea constituyente, no es un aparecido como los otros aludidos, sin embargo sus ideas caen hoy en tierra fértil.


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2 comentarios:

Dr. Mortis ☥ dijo...

Genial columna, genial análisis. Nada que decir. Un gran abrazo (!)

Ninguno dijo...

Gracias Ariel
un respiro de aire fresco entre tanta ingenuidad e inmundicie

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